ventana en Colonia |
Cuando se retomó el crecimiento. El
sábado 28 de julio El Observador de Montevideo, publicó este artículo de Alfonso Ramos Inthamoussu,
en el que hace una muy buena síntesis de los últimos casi 40 años de la
economía del Uruguay. Es una historia positiva, debida a la continuidad que los
distintos gobiernos supieron mantener. Nos preguntamos si este periodo de
prosperidad se refleja también en la educación. La respuesta no parece tan
clara. Por un lado, en estos años hicieron su aparición las cuatro
universidades privadas del país. Por otro lado, la baja calidad de la educación
primaria y secundaria es un grave motivo de insatisfacción. En la Argentina
también se comprueba una ausencia de correlación entre economía y educación:
nunca hubo tanta inversión en el sistema educativo, y sin embargo, las pruebas
de calidad educativa no reflejan mejoras.
Cuando se retomó el crecimiento
Profesor de la
Universidad de Montevideo
En
este mes de julio se cumplen 38 años del inicio de la conducción económica del
país por del Ing. Alejandro Vegh Villegas. En ese momento se inicia una nueva
etapa que ha perdurado hasta el presente, superando así décadas de progresivo
deterioro económico y desaliento social.
En el mes de septiembre del 74 se liberalizó el mercado de
cambios y pronto hubo un único precio para el dólar. Hacía muchas décadas que
eso no pasaba. Un dólar con varios precios diferentes significa vivir en la
mentira.
Si mentir hace difícil la vida social, tener distintos precios para el
dólar, un bien tan importante en el país, hacía imposible un funcionamiento
eficiente de la economía. En ese momento llevábamos 18 años de estancamiento.
Pronto siguió la simplificación tributaria, la reforma del
sistema financiero y la posibilidad de contratar y hacer ejecutar esos
contratos cualquiera fuera la moneda en que se hubieran pactado. A la vez,
comenzó una progresiva rebaja y uniformización arancelaria dando paso a la
apertura de la economía.
Luego de 18 años de estancamiento, el producto total del
país creció entre los años 1974 y 1988 a una tasa acumulativa anual de 2,18%
mientras las exportaciones lo hacían a
una tasa de 5,34% anual. Éste fue el secreto. Entre los años 1913 y 1974, esto
es 61 años, las exportaciones en volumen físico habían subido en total un 10%.
Lo más destacable de su liderazgo en materia de política
económica es que, si bien su gestión tiene lugar en momentos de quiebre
institucional del país, las líneas por él trazadas fueron mantenidas en todas
las administraciones siguientes. En los 20 años que transcurren entre 1988 y
2008 el producto total del país creció a una tasa acumulativa anual del 3,11%
en tanto las exportaciones lo hicieron al 6,57% anual.
La evaluación del significado del crecimiento del 2,18%
entre los años 1974 y 1988 exige algunas consideraciones internacionales. En
esos años la economía mundial, jaqueada por los shocks petroleros, aquietó su
crecimiento. América Latina transitó en los años 80 lo que los organismos
internacionales han llamado la década perdida. La deuda externa era enorme y
las tasas de interés gigantes, en buena medida por las medidas de restricción
monetaria para controlar la inflación y
fortalecer el dólar, llevadas a cabo por la Reserva Federal, dirigida entonces
por Paul Volker.
Para evaluar ese 2,18% de crecimiento entre 1974 y 1988 es
también necesario recordar el quiebre de
la tablita, la crisis del 82, la cual implicó que en los años 1982, 1983 y 1984
el producto total del país cayera un 16%. De modo que el crecimiento en los
demás años del período fue significativamente robusto.
Sobró audacia para ese cambio de rumbo en ese año 1974. Las
premisas para la toma de decisiones eran que el petróleo se había ido a las nubes
y que el precio de la carne se había desplomado. Había que tomar una opción.
Pudo haberse tomado otra senda, como lo prueban los acontecimientos en
Argentina, la cual en ese momento entró en un período de marasmo económico de
16 años, entre 1975 y 1991, en el que su producto per cápita cayó un 18%.
Es evidente que la globalización actual, la revolución
económica de Asia y la revolución tecnológica mundial han dado un gran impulso
a América Latina y es difícil separar cuánto se debe a lo recibido y cuánto a
la propia iniciativa. Sí podemos estar seguros que lo conseguido en aquellos ya
lejanos años se debieron a decisiones que tomó el país. Y que esas decisiones
han permitido aprovechar mejor el empuje actual que recibe el país desde el
exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario