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martes, 27 de noviembre de 2012

INNOVATION!

Red espacial -Pablo Siquier 2012
La innovación en las organizaciones del sector social es quizá el tema más acuciante en la literatura académica sobre las ONG (donde se incluye a las escuelas).  Leí un denso informe del Center on Philantrophy and Civil Society, de la Universidad de Stanford, que se llama What determines the Capacity for Continuous Innovation in Social Sector Organizations? (ver aquí en inglés) .
Es una exhaustiva revisión bibliográfica, con más preguntas que respuestas. Pero queda claro que ninguna organización puede hoy dejar de plantearse cómo innovar, para no  perder relevancia y sentido.
A continuación se resumen los aspectos que me parecen de interés para este blog, porque se refieren a la relación de las ONG con las comunidades.

Innovación se usa aquí como el proceso por el cual una idea que es nueva para una organización da origen a un nuevo conjunto de actividades. Abarca diferentes tipos de innovación: administrativa, operacional, técnica, nuevos productos y servicios o nuevos modelos de gestión.

Hay gran número de factores que influencian la innovación en las organizaciones:
·        A nivel individual: personalidad, motivación, habilidad cognitiva, características del trabajo, estados de ánimo.
·        A nivel de grupo de trabajo: estructura del equipo, clima del equipo, características de los miembros, procesos del equipo, estilo de liderazgo.
·        A nivel organizacional: estructura, estrategia, tamaño, recursos, cultura.

Atención! no siempre la innovación es positiva, porque la experimentación de nuevas alternativas tiene resultados inciertos, distantes y a menudo malos. Por eso, muchas veces las organizaciones se inclinan por

sábado, 17 de noviembre de 2012

¿DÓNDE QUERÉS ESTAR DENTRO DE 20 AÑOS?

Después de dar una clase sobre Desarrollo Sostenible a alumnos de Administración de Empresas y de Contador Público en la Universidad Austral, hice esta pregunta: dónde les gustaría estar dentro de 20 años? La edad promedio era 24 años. Las respuestas que pude anotar luego son las siguientes, a las que dividí en tres grupos:
-en una playa, descansando
-no sé, me agobia pensarlo                                                                           

-productos de consumo
-una empresa financiera

-marketing responsable
-en algo educativo, una escuela
-educación ambiental
-Responsabilidad Social Empresaria (lo había decidido antes de la clase, aclaró)
-turismo con contenidos culturales y ambientales

Pienso que las respuestas reflejan, en su conjunto, algunas de las aspiraciones, -a veces ambiguas y contradictorias-, de la Generación Y, a la que estos jóvenes pertenecen. Les mueve poco el ganar mucho dinero, quieren mejorar el mundo, tener impacto, inventar nuevos modos de hacer. No quieren repetir las carreras profesionales de la generación de sus padres. Esto coincide con un dato que me dieron en el IAE: hace 10 años, el 60% de los que cursaban el Master en Dirección de Empresas querían ser el nº 1, el CEO de una empresa; hoy solamente el 30%.
A mí me confirma que es tiempo de proponer ideales a los jóvenes de 18 a 30 años, algo por lo que valga la pena vivir, desafíos en los que puedan crecer. Aunque también intuyo que les puede costar comprometer la vida en esos ideales, porque el compromiso les asusta.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Responsabilidad Social Educativa es lo mismo que Service learning?


Esto es lo que se pregunta María Vega Rodríguez, directora de proyectos de la  ONG Cooperación Internacional, con sede en Madrid y profesora en la Universidad Rey Juan Carlos.

Nos cuenta lo siguiente:  Aprovechando mis clases, ayer en concreto, hice debatir a los alumnos, futuros profesores y algunos ya ejerciendo, sobre el concepto de responsabilidad social educativa. En general les encantó. Unos cuantos consideraban que era una moda y otros no se situaban muy bien ante su responsabilidad con el entorno. Una de las alumnas me comentó que ella veía relación total de la RSEd con el  aprendizaje-servicio. La impresión que me dio es que en este concepto se valoraban más las competencias adquiridas en las acciones de aprendizaje servicio en relación al cumplimiento del curriculum, que el valor social y de contribución al bien común de la acción a desarrollar. Ejemplo: en un módulo de formación profesional de cocina se pide a los alumnos que desarrollen menús para un comedor social para que asuman óptimamente las competencias del curriculum.

Efectivamente, el service learning es una metodología que pone el foco en el aprendizaje del alumno a través de actividades sociales.  Por lo tanto, combina contenidos académicos con servicios a la comunidad. En este equilibrio entre objetivos de aprendizaje y servicios a la comunidad está la base de esta estrategia de aprendizaje. Se distingue del voluntariado y de las pasantías. Por supuesto que una escuela socialmente responsable puede utilizar muy bien esta metodología; pero su responsabilidad como institución es mucho más amplia.

Le agradezco mucho a María su comentario, que ayuda a que este blog y sus temas se vayan transformando en un diálogo global, en el que se involucran profesores y alumnos, de ambos lados del Atlántico.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¡Bienvenidos al Antropoceno!


En la revista adn agua y medioambiente, publican hoy un artículo mío (ver aquí)) explicando esta  nueva era geológica. Antropoceno designa una nueva era caracterizada por el fuerte impacto de la humanidad sobre la Tierra.  La idea la propulsó el Secretario General de las Naciones Unidas, al inaugurar  Río+20 con un brevísimo documental (ver aquí), que muestra las emisiones de anhídrido carbónico,  desde los comienzos de la Revolución Industrial hasta nuestros días.

Desde el punto de vista global y de las ciencias naturales, hay que mitigar la presión que ejerce sobre el planeta la alteración de los ciclos del agua, el carbono y el nitrógeno, y sus consecuencias sobre la biodiversidad.

Pero también podemos analizar el Antropoceno desde el enfoque de las ciencias sociales, porque, como en el documento final de Rio+20 se vuelve a declarar  es indispensable lograr cambios fundamentales en la manera en que las sociedades consumen y producen para lograr el desarrollo sostenible mundial”(El Futuro que queremos, n. 224).
Esta visión socioeconómica del Antropoceno me parece más inquietante, porque la corrección de los efectos negativos no depende sólo de decisiones gubernamentales, sino de cambios difíciles en los estilos de vida. Los países y las sociedades de alto consumo deberían reducir su gasto y su nivel de vida, para que puedan aumentarlo los países y sociedades pobres. Y todos tendríamos que practicar una  solidaridad intergeneracional,  con un modo de vida sobrio, alejado del consumismo, y con patrones de producción  ecoeficientes.

Se requiere un cambio en los hábitos de consumo, en la actual cultura de comprar y tirar, para que la gente elija productos ecoeficientes, verdes, que tengan un ciclo de vida más largo. Pero también es preciso un cambio cuantitativo, ya que las personas deben reconocer un límite a la hora de consumir, diferenciar lo necesario de lo superfluo, vencer el impulso consumista.