La
semana pasada di clases de Ética y RSE en una maestría en San Luis y en San
Juan. En San Luis dirijo la tesis al gerente de una enorme granja que cada día
envía a faenar 450 cerdos de 120
kg , con la mejor tecnología disponible. Su tesis es
hacer el Plan de Responsabilidad Social
de la empresa.
Los
únicos vecinos de la granja son los 40 alumnos de una escuela hogar. Cuando
esté el Plan de RSE de la granja, con seguridad la escuela recibirá muchos beneficios, ¡comenzando por una mejoría
en la dieta de los chicos! Y siguiendo por colaboración en el mantenimiento, logística
y transporte. También los profesionales y operarios podrían enriquecer las
clases de muchas asignaturas. Sobre todo pueden transmitir la experiencia del
trabajo bien hecho, que tanta falta hace en la sociedad.
El personal de la granja se puede beneficiar aprendiendo a explicar sus
tareas: es el modo de entender el propio trabajo en un contexto. Y comprender
el sentido del propio trabajo es una grandísima motivación personal. Además
tendrán la oportunidad de ejercitarse en el trabajo voluntario, que es aprender
a servir con desinterés. Así crece el capital social en la comunidad local y en
la empresa.
Para la
granja, la escuela hogar podría ser una prueba piloto, cercana, en pequeña
escala, para adquirir competencias nuevas, que luego podrá replicar en otras
instituciones del pueblo, donde vive la mayoría de su personal.
La
iniciativa de tener un Plan de Responsabilidad Social puede nacer de la empresa
o de la escuela, pero está claro que es
una relación –movida por la solidaridad- en la que ambas partes deben
beneficiarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario