El
viernes asistí a la clase de Ética que dio la profesora Patricia Debeljuh a los alumnos
de último año de Contador Público y Administración de Empresas en la
Universidad Austral. Tomé nota de algunos de sus dichos, prácticos y profundos,
que paso a comentar.
Dice
Debeljuh que aún no hay test
psicológicos para detectar corruptos,
de modo que se recurre a las entrevistas para intentar averiguar si la persona
que la organización quiere incorporar, compartirá sinceramente la cultura de
integridad que allí se practica, además de tener las competencias técnicas
requeridas.
En
algunas empresas reúnen 8 ó 9 candidatos para que discutan un caso de ética. A la sesión asisten varios psicólogos
como observadores. En otras empresas piden a los candidatos que expliquen cómo resolvieron dilemas éticos que
hayan tenido en anteriores trabajos. Lo que está claro es que las convicciones,
en cuestiones morales, no se improvisan.
El perfil del corrupto puede pasar por algunos de
estos rasgos
:
-es una persona que se mueve por el
corto plazo y vive presionado
-se acerca a la farándula, para
codearse con famosos
-busca la aprobación ajena haciendo
ostentación de que “le fue bien”
-cambia abruptamente el nivel de
gastos y el tren de vida
En la
Argentina, los problemas éticos más
frecuentes en las organizaciones se dan en este orden:
1. mal
uso de información privilegiada
2.
sobornos y extorsiones
3.
conflictos de interés
4. fraudes
en el manejo de fondos
5.
falsificar estados contables
6.
evasión de impuestos
7. espionaje
industrial
A cada
uno, mal o bien, las primeras nociones de ética se las enseñaron sus padres:
“comparte tus juguetes”, “no hay que mentir nunca”, “saluda a la señora”,
“agradece”, “pide por favor”, etc. Pero sólo con esas nociones recibidas de niño,
no se pueden resolver los problemas éticos que se plantean en las
organizaciones. Por eso hay que seguir aprendiendo ética toda la vida. Vuelvo
entonces a recomendar el libro de la Profesora Debeljuh, del que ya he hablado
en los primeros posts de este blog: Ética Empresarial,
Editorial Cengage, 2009. Pude preguntarle a la autora, al terminar
la clase, por las ventas: el libro ya va por la cuarta edición.
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