El
viernes asistí a la clase de Ética que dio la profesora Patricia Debeljuh a los alumnos
de último año de Contador Público y Administración de Empresas en la
Universidad Austral. Tomé nota de algunos de sus dichos, prácticos y profundos,
que paso a comentar.
Dice
Debeljuh que aún no hay test
psicológicos para detectar corruptos,
de modo que se recurre a las entrevistas para intentar averiguar si la persona
que la organización quiere incorporar, compartirá sinceramente la cultura de
integridad que allí se practica, además de tener las competencias técnicas
requeridas.
En
algunas empresas reúnen 8 ó 9 candidatos para que discutan un caso de ética. A la sesión asisten varios psicólogos
como observadores. En otras empresas piden a los candidatos que expliquen cómo resolvieron dilemas éticos que
hayan tenido en anteriores trabajos. Lo que está claro es que las convicciones,
en cuestiones morales, no se improvisan.
El perfil del corrupto puede pasar por algunos de
estos rasgos