Translate

sábado, 29 de diciembre de 2012

La tragedia de Newtown

Qué difícil es para una escuela reanudar su vida corriente, después de un hecho trágico como el que sufrieron en ese pueblo de Connecticut.
Una vez tuve la ocasión de conversar con las autoridades de un colegio, que había sufrido un gravísimo accidente, en el que fallecieron varios alumnos y maestros. La institución no tenía ninguna responsabilidad en el mencionado accidente. Así y todo, a lo largo de un año al menos, no pudieron volver a poner el foco en lo educativo, requeridos continuamente por actuaciones judiciales, policiales y de los medios de comunicación. Y lo más duro fue la actitud de las familias de los alumnos sobrevivientes, que se enconaron en actitudes de sospecha y recriminación injustificada.

Es evidente que hechos penosos y trágicos pueden ocurrir en la vida de cualquier institución, aun cuando se extremen las precauciones para trabajar bien. Pienso que son un motivo más para que cada escuela  se empeñe en cultivar las mejores relaciones con todos sus stakeholders: los públicos internos y externos. Así es  posible construir confianza en las relaciones con todas las personas y las instituciones: el capital social, con el que es más fácil  superar colaborativamente las vicisitudes que la vida nos depara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario