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viernes, 4 de mayo de 2012

De la Villa 21 a la universidad


100% de las egresadas 2010 del Colegio Buen Consejo (www.buenconsejo.edu.ar), de Buenos Aires, ingresaron a la universidad: a la Universidad de Buenos Aires, a la UCA, la Austral y la UADE. ¿Por qué es una noticia? Porque 7 de cada 10 de esas egresadas vive en la Villa 21.
Hay un reportaje fantástico (ver aquí) en el que se puede aprender mucho sobre inclusión social, y del que copio algunos párrafos.
El Buen Consejo está pegadito al Riachuelo, a 9 cuadras de la Villa 21, una de las más populosas, marginadas y pobres de Capital y el 70 % de sus 600 alumnas proviene de esa villa.

"La diferencia está en el trato"
El colegio se propuso "que cada alumna sepa que tiene una misión, que está en esta tierra para algo. Y se largue a vivirla", dice la encargada de gestionar donaciones para el colegio. El padre Pepe fue un gran alentador de este colegio como herramienta para que las niñas y adolescentes pudieran lograr el salto cualitativo. "En el Buen Consejo hay transmisión de ideales y valores. Nos ha ayudado mucho a los curas de la villa 21. Para integrar las villas al resto de la ciudad o para intentar que los chicos no caigan en la droga, en la violencia, es importante la escuela", dijo el sacerdote.
Para Belén Benítez, egresada 2010, "la diferencia está en la atención que le dan a todos los alumnos. Todos somos especiales ahí, todos recibimos el mismo trato y la misma atención. El colegio me ayudó a tener cada día más confianza en mí misma, conocerme, saber qué quiero para el día de mañana"

La inclusión es el mejor modo de transformar la realidad
"Mantenemos la cuota a un nivel alcanzable por las familias. Todos los padres de nuestro colegio comparten este proyecto y viven la igualdad, una igualdad que aumenta la autoestima y es parte del proceso educativo", explica la directora. "Y apostamos a la integración del barrio, las familias y el gobierno ". La cuestión funciona así: - El Gobierno de la Ciudad paga el 100% de los salarios docentes; las familias pagan la cuota (que cubre el 11% del gasto); otras familias aportan un valor idéntico a la cuota (11% más) y se convierten en "madrinas" de las alumnas y buscan donaciones de empresas, ONG y particulares.

Así, pueden tener jardín de infantes, primario y secundario. Informática. Alimentación sana y deportes. Cuatro psicopedagogas dan herramientas para los problemas de aprendizaje y evitan la repitencia y deserción; tutorías a cargo de docentes; un equipo de Orientación en Violencia Familiar (con una abogada y una psicóloga). Un coro, un taller de comedia musical (que ayuda a expresar emociones), actividades solidarias (como la digitalización de libros para no videntes). Actividades para padres. Talleres de cocina y labores manuales optativos, que se convierten luego en microemprendimientos comunitarios. Formación espiritual a cargo del Opus Dei, con acento en la formación de valores morales y cristianos. Primaria de doble jornada para mayor contención de las niñas.

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