Translate

domingo, 22 de junio de 2014

Nuevo libro: La Argentina del futuro

La Argentina del futuroeditor Florencio Hubeñak
Editorial Docencia - Buenos Aires, 2013.
690 páginas

Capítulo XX. La Argentina en visión ecoeficiente.
Arq. Carlos Pujadas y Arq. José Guillermo Torres Arroyo.

Se presentó el libro La Argentina del Futuro, en el Auditorio Mons. Derisi de la UCA, producto de  la colaboración de 28 especialistas de diferentes áreas del saber y el hacer. La mayoría de los autores son graduados, docentes o vinculados a la UCA, a quienes se pidió una prospectiva sobre los próximos 20 ó 30 años de la Argentina. Para evitar un mero análisis intelectual se les solicitaron algunas propuestas concretas que deberían implementarse con cierta urgencia. A manera de introducción, el Rector de la UCA, Mons. Dr. Víctor Fernández se interroga sobre el acuciante tema de la desesperanza que invade a muchos argentinos hoy.

En el Prólogo, Florencio Hubeñak, decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Educación  y Comunicación de la UCA, hace un breve resumen de los 26 capítulos y casi 700 páginas del libro.
A continuación reproducimos el comentario al Capítulo que escribimos en colaboración con un colega y amigo.

“La cuestión ecológica fue tratada por los Arqs. Carlos Pujadas —Docente en Responsabilidad Social Empresaria— y José Guillermo Torres Arroyo —Ex docente de la UBA e Integrante de equipo interdisciplinario en la Comisión Nacional de Energía Atómica—, quienes, antes de referirse a la actualidad de la ecología, expusieron algunas nociones fundamentales, como la definición, su historia, los conceptos básicos y las tres posturas divergentes existentes sobre esta temática. Los autores afirman que la cuestión ecológica encierra cuestiones éticas, antropológicas, estéticas, científicas y teológicas, a las que se refieren más adelante. El consumismo y sus efectos sobre el planeta en cuanto al deterioro ambiental es el siguiente acápite que incluye el análisis clave de la proporción existente entre recursos y deshechos. Tampoco les es ajena la contaminación global. Al interrogante cómo seguir, responden que es necesario cambiar los estilos de vida (especialmente el consumo) para garantizar, en medio del crecimiento previsto, un futuro sostenible. Más adelante analizan la situación general y específica a nivel mundial y en nuestro país con respecto a diferentes áreas como energía, vivienda, territorio, alimentos, transporte y residuos. Tras señalar las metas a alcanzar en las próximas décadas, efectúan propuestas concretas para la Argentina del futuro.”


A continuación se transcribe este capítulo, que puede servir como referencia inicial para el que tiene que introducirse en la cuestión ecológica, cualquiera que sea su profesión de origen.

ECOLOGÍA
Carlos Pujadas y José Guillermo Torres Arroyo

PRIMERA PARTE: ECOLOGÍA, NOCIONES FUNDAMENTALES

1. Ecología, breve historia del concepto, definiciones

Ecología significa etimológicamente discurso sobre la casa, o mejor, ciencia del hábitat. De modo más preciso, la ecología es la ciencia positiva que estudia las relaciones de todos los organismos vivos entre sí y con el medio físico.
En las últimas décadas la ecología ha ido adquiriendo creciente importancia entre las ciencias, a medida que la Humanidad toma conciencia de la fragilidad y deterioro del medio ambiente.
Por razón de su relativa novedad, no está de más echar una rápida mirada a la historia del concepto.
Desde el principio de la Historia, las actividades de pesca, caza y agricultura llevaron al hombre a tratar de entender las interrelaciones de plantas y animales con su entorno. Aristóteles  dejó constancia de su interés en la Historia Animalium y su discípulo Teofrasto escribió el primer tratado de botánica en 325 aC.
Se puede, a partir de esa fecha lejana, rastrear los senderos por los que fueron especializándose y consolidándose todas las ciencias exactas y naturales, hasta que en el S. XIX se comenzó a advertir la necesidad de una síntesis global, abarcadora de los puntos de vista particulares. Por eso la ecología nace históricamente de modo inverso a las demás ciencias positivas, integrando los conocimientos que aportan la biología, la física, la química, la botánica y la zoología, la geología, etc.[1]
El primero en utilizar el término ecología fue Ernst Haeckel, en 1869, zoólogo alemán con penosas ideas racistas
, que propugnó eliminar a los enfermos incurables.
Frederic E. Clements, norteamericano que murió en 1945, es considerado el padre de la  ecología moderna.
Uno de los nuevos conceptos claves para la ecología es el de ecosistema. Lo acuñó Arthur Tansley (1871-1955), inglés, para describir una comunidad de animales y plantas y su medio abiótico, es decir el entorno físico sin vida en el que se desarrollan.
En la década de los 60 la ecología se consolidó como ciencia importante, con un marco teórico riguroso y coherente. Finalmente, la Cumbre de Estocolmo sobre el Medio Ambiente en 1972, consagró el uso de ecología en su actual acepción amplia, como el estudio de las relaciones entre el hombre y la naturaleza. El concepto se incorporó rápidamente al lenguaje común, y al mundo de interés de la vida social y política. Se multiplicaron los documentos, las reuniones internacionales, al mismo tiempo que los problemas medioambientales adquirieron una dimensión global, como el cambio climático, la desertización, la preocupación por el agua potable, los gases de efecto invernadero, etc.
Brevemente se describen aquí algunos conceptos de la ciencia ecológica, porque son de reciente elaboración y por lo tanto, poco conocidos, o son usados con significados difusos.

Biosfera[2]. Se denomina así la  capa de unos 10 km de espesor, de aire, tierra y agua donde se desarrolla la vida en nuestro planeta. En esta zona la vida depende de la energía del sol y de la circulación del calor y los nutrientes esenciales. La biosfera ha permanecido lo suficientemente estable a lo largo de cientos de millones de años como para permitir la evolución de las formas de vida que hoy se conocen. Contiene numerosos ecosistemas complejos que engloban, en conjunto, todos los organismos vivos del planeta.

Ecosistema.  “Por ecosistema se entiende un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad funcional”.[3]
Los entornos terrestres y acuáticos se consideran  ecosistemas, para subrayar la noción de que se trata de un todo integrado. “Un sistema es un conjunto de partes interdependientes que funcionan como una unidad y requiere entradas y salidas. Las partes fundamentales de un ecosistema son los productores (plantas verdes), los consumidores (herbívoros y carnívoros), los organismos responsables de la descomposición (hongos y bacterias), y el componente no viviente o abiótico, formado por materia orgánica muerta y nutrientes presentes en el suelo y el agua. Las entradas al ecosistema son energía solar, agua, oxígeno, dióxido de carbono, nitrógeno y otros elementos y compuestos. Las salidas del ecosistema incluyen el calor producido por la respiración, agua, oxígeno, dióxido de carbono y nutrientes. La fuerza impulsora fundamental es la energía solar. Por último, en un nivel de organización superior se encuentran las relaciones entre los diferentes elementos o partes del ecosistema.”

Biodiversidad. En la Cumbre de la Tierra de 1992 realizada en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil), 157 Estados suscribieron el Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (CBD). Desde entonces, 188 países lo han ratificado.
El CBD define a la biodiversidad: “Por diversidad biológica se entiende la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas.”
La biodiversidad incluye todos los organismos vivos y su diversidad genética, un amplio y complejo conjunto de ecosistemas y unidades de paisaje, así como los procesos que resultan de dicha diversidad. Entre los procesos podemos mencionar a la fotosíntesis, los ciclos de nutrientes y la polinización. Diferentes especies –plantas, animales, hongos y microbios– interactúan en una variedad de procesos ecológicos para formar ecosistemas.
La biodiversidad tiene tanto valor porque la combinación de una diversidad de formas de vida y sus interacciones con el medio ambiente han hecho que la Tierra sea un lugar habitable para los seres humanos. La interdependencia entre las personas y la biodiversidad es más evidente en ciertos pueblos indígenas, cuyos miembros pueden llevar una vida de subsistencia debido en gran medida a la biodiversidad.[4]

Servicios de los ecosistemas
Son los beneficios que los seres humanos obtienen de los ecosistemas, y de los que se dan algunos ejemplos: servicios de provisión (alimentos, fibras, recursos genéticos), de control (control de la erosión, regulación del clima, polinización), culturales (espirituales y religiosos, recreativos, educativos) y de soporte (formación de suelos, producción primaria, ciclo de nutrientes).[5]
Recientemente se están haciendo avances para valorar económicamente los servicios de los ecosistemas, y que esa valoración sea tenida en cuenta al fijar los costos reales de bienes y materias primas.

Sistemas de soporte de la vida

“Un sistema de soporte de la vida es cualquier sistema natural o hecho por el hombre, que promueve la vida de la biosfera de modo sostenible”. Su atributo fundamental es que juntos proveen todas las necesidades requeridas para la vida humana. Engloban, por tanto, los ecosistemas naturales y los sistemas sociales indispensables para la armonía social, la seguridad, nutrición, salud, desarrollo económico y tecnológico. El hilo que une a todos estos sistemas es que operan asociados a la conservación de los recursos naturales.
El concepto de sistemas de soporte de la vida de la Tierra está tomado del documento Agenda 21, de la Cumbre de Río de 1992. Con ese sentido se ha creado una enorme enciclopedia virtual: la Encyclopedia of life support systems (www.eolss.org), apoyada por la UNESCO. Se presenta como un compendio integrado de veinte enciclopedias, equivalente a 600 volúmenes. Procura mostrar la interdependencia entre las disciplinas y los aspectos transdisciplinares de la relación entre naturaleza y sociedad.

Desarrollo Sostenible
En 1987 la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas presentó el documento Our Common Future, también conocido como Informe Brundtland, que hace un vibrante llamado de atención sobre la degradación que sufre el ambiente natural del planeta por la acción humana.
En este documento se define otro de los términos que adquieren una importancia capital en el mundo actual: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Esta definición es universalmente aceptada, aunque contiene un alto grado de ambigüedad. Por eso, es más práctica la descripción, también muy difundida, del desarrollo sostenible, como aquél que suma tres componentes: el desarrollo económico, el desarrollo humano y el cuidado del medio ambiente.                                                           En el uso del concepto puede haber variaciones, propias de términos de significado amplio y de aparición reciente, según se  ponga el acento en alguno de los tres componentes esenciales con los que se describe el Desarrollo Sostenible. El triple resultado es un conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres áreas:
·       Crecimiento económico: el modo habitual es medirlo en términos de aumento del PBI.
·       Desarrollo social: es desarrollo integral de las personas y de las comunidades.
·       Uso prudente de los recursos naturales: para que puedan disfrutarlos las generaciones actuales y futuras.
El Desarrollo Sostenible tiene una carga de valores muy grande, porque se vincula al objetivo de un mundo en el que reine la justicia en la distribución de los bienes materiales, espirituales y culturales.
Las Naciones Unidas, por su parte,  han tratado de concretar  metas de Desarrollo Sostenible en los Objetivos de Desarrollo del Milenio[6], con los que se pretende, entre 1990 y 2015, reducir la pobreza y el hambre, superar inequidades, universalizar la educación primaria, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, promover el trabajo decente, etc.
La palabra para designar en inglés este complejo concepto de desarrollo es sustainable, pero en castellano hay alternativas y matices: sostenible y sustentable se usan y se seguirán usando con el mismo sentido, aunque seguramente la expresión que se impondrá es desarrollo sostenible.
Se habla de sustainable development como un proceso de desarrollo económico, humano y medioambiental que puede mantenerse sin depender de asistencia externa, porque las personas crecen en sus capacidades y no se dilapidan los recursos naturales. Se trata de un desarrollo sostenible en el tiempo.
La última versión del Diccionario de la Real Academia recoge la definición de desarrollo sostenible, con casi las mismas palabras que lo hiciera en su momento el Informe Brundtland, y  han tomado debida nota de ello un número creciente de organizaciones e individuos en todo el mundo de habla española, bajo el liderazgo de la mencionada División de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
2. Desacuerdos sobre el concepto de ecología
Hasta aquí se ha tratado de describir los conceptos fundamentales de la ecología, que por su racionalidad parecen ser aceptables para todos. Sin embargo, subyacen profundas diferencias, de carácter antropológico, con respecto a cómo entender las relaciones del hombre con la naturaleza, que tienen inmediatas repercusiones prácticas. Según Jesús Ballesteros, hay tres posturas divergentes[7]:
a) Antropocentrismo tecnocrático: el hombre independiente de la naturaleza.
Es la perspectiva del racionalismo y del empirismo, iniciados por Descartes (1596-1650) y Francis Bacon (1562-1626). Los postulados principales en relación con el tema son:
- el conocimiento sirve para dominar  a la naturaleza. Tanto el cuerpo humano como el mundo son objetos, y el hombre dispone de un dominio absoluto sobre ellos.
- creen en el mito del progreso, que lleva a pensar que los recursos son ilimitados para el hombre.
- las cuestiones ecológicas se resuelven con la ciencia y las aplicaciones técnicas; por lo tanto, no hay ninguna consideración ética relevante.
Esta corriente de pensamiento se tradujo en la actitud dominante en el mundo empresarial y tecnológico, que a partir de la revolución industrial explotó los recursos naturales sin cuidado ni previsión de los efectos negativos que se producían sobre el medio ambiente y sobre la misma calidad de vida y dignidad de las personas.
Todavía hoy se siguen repitiendo algunas de esas escenas del pasado en las minas de carbón de China.  Muchos accidentes ocurren en minas ilegales, en las que los propietarios y funcionarios locales no cumplen los procedimientos de seguridad (BBC, 21.I.08). En los comienzos del Siglo XIX en bastantes lugares del mundo todavía se explota a las personas y a los recursos naturales para maximizar el beneficio económico de algunos.
b) Biologismo: el hombre es solamente un animal más desarrollado.
Consideran al hombre como un elemento más de la biosfera, sin dignidad superior. Darwin y Spencer, a mediados del S. XIX opinaron que la  teoría de la supervivencia de los más aptos se da también entre los seres humanos, indefectiblemente.
Una ejemplificación de esta visión la explica James Lovelock (1919-): "si concebimos el mundo como un superorganismo del que formamos parte (no como propietarios, ni inquilinos, ni siquiera pasajeros) podríamos tener por delante un tiempo largo y nuestra especie podría sobrevivir su tiempo asignado"[8]. Este científico inglés formuló la que denominó Teoría de Gaia en la década de 1970, según la cual la Tierra, sus rocas, océanos, atmósfera y todos los seres vivos son parte de un gran organismo, que evoluciona a través del vasto tiempo geológico.
De la Teoría de Gaia, la diosa Tierra de los griegos, a la Ecología Profunda –Deep Ecology– no hay más que un paso. Consideran al hombre como el principal depredador, que especialmente en Occidente ha tenido siempre una actitud de explotación de la naturaleza, ahora exacerbada por el estilo de vida consumista y el crecimiento demográfico.[9] Para evitar una catástrofe en el planeta, proponen disminuir la población, utilizando medios incompatibles con la dignidad de la persona, y volver a una relación con la naturaleza como la de los buenos salvajes. El cientificismo contemporáneo promueve esta concepción, con diversos matices, desde los más variados ámbitos: organismos internacionales, seguidores de la New Age y de diversos panteísmos, universidades o  clubes de millonarios como el que nuclea Bill Gates.
c) Ecologismo personalista: el hombre es parte de la naturaleza, imagen de Dios, y administrador de la naturaleza.
- el hombre es superior a la naturaleza material, pero depende de ella, por lo que le debe una actitud de solidaridad y benevolencia; su dominio no es abusivo, es cuidador y administrador de la naturaleza, participando así en el gobierno providente de Dios.
- el Ecologismo personalista critica el consumismo y el estilo de vida hedonista, y propone una actitud ante la naturaleza no sólo utilitarista, porque ella es fuente de gozo estético y de perfección espiritual.
- ante el catastrofismo de algunos ecologistas extremos, plantean una visión optimista fundada en las capacidades humanas, como por ejemplo Ramón Llamas, miembro de la Real Academia de Ciencias de España: “Lo que hay es una crisis de mala gestión. Malthus predijo hace doscientos años que ahora estaríamos casi todos desaparecidos. Han pasado doscientos años y lo que Malthus no tuvo en cuenta es algo tan importante como el ingenio humano. Hoy en día vive en este planeta un número de personas seis veces superior al de hace doscientos años y estamos mucho mejor.” [10]
Además de estas diferencias con motivo de enfoques antropológicos divergentes, la utilización de la ecología como medio para logros políticos también hace a veces difícil lograr acuerdos sobre la conservación del medio, dado que entran otros intereses en juego.

3. Algunos dilemas ecológicos: la cuestión ética, antropológica, estética, científica y teológica
Se ha expuesto una síntesis sobre las tres visiones con las que a lo largo de la historia se han planteado las relaciones del hombre con la naturaleza. Parece pertinente ahora volver sobre las mismas cuestiones pero desde un punto de vista vivencial, que es cómo las personas se plantean su relación con el medio ambiente natural.
La cuestión ética: dilucidar si el hombre es un depredador y destructor de la Tierra o el constructor que la perfecciona[11]
El planeta muestra muchas heridas, causadas por la avaricia o la negligencia de generaciones de poderosos o pequeños empresarios, que explotaron sus riquezas naturales sin el menor cuidado. En otros casos el daño  fue causado por el desconocimiento de los efectos  negativos que podían tener las propias acciones. Pero al mismo tiempo, en la sociedad ha ido arraigando la convicción de que la naturaleza requiere respeto y atención. Y ya pueden verse magníficos ejemplos de purificación de ríos contaminados, recuperación de tierras desertizadas, y remediaciones de pasivos ambientales. En otros casos la acción humana avanza haciendo habitables sitios que antes fueron inhóspitos, se plantan bosques donde nunca creció una hierba, se valorizan paisajes con obras bien pensadas que acentúan la belleza natural.

Ante estas comprobaciones, parece evidente que el hombre tiene la capacidad de actuar bien o mal con relación a la Naturaleza. Es por tanto una postura ética la que define la relación de la persona con el mundo natural[12].  El esfuerzo de muchos es el que puede lograr que en la sociedad se consoliden y avancen los valores y los conocimientos que harán posible, no sólo preservar, sino remediar los daños antiguos y mejorar el medio ambiente. Es una visión realista de las capacidades del hombre aquella que confía en que se puede perfeccionar el planeta con la acción humana, en lugar de degradarlo. Pensar que el hombre es solamente depredador es fruto de una visión antropológica reducida, que desconoce la libertad humana y su consiguiente capacidad de actuar éticamente, conforme a valores. La consecuencia extrema de esa percepción reduccionista, es la que sostienen algunos activistas de la deep ecology, que quieren prohibir al hombre que mancille con su acción el santuario natural.

La cuestión antropológica: la interdependencia que se observa entre el mundo humano y el mundo natural no es simétrica.
El hombre tiene absoluta prioridad sobre el mundo natural[13]. La dignidad de la persona es de un nivel muy superior al del mundo natural. La naturaleza está al servicio del hombre, aunque no de modo absoluto, porque debe hacer buen uso de ella. No la puede destruir ni mal usar o abusar a su antojo. El hombre tiene una responsabilidad con las generaciones futuras, para conservar la riqueza del planeta en la mayor medida posible. Con esta perspectiva antropológica, su responsabilidad en cuanto a la conservación de la naturaleza, por lo tanto, es en primer término con las generaciones actuales y futuras, y luego con las cosas mismas.

La cuestión estética: aunque el hombre no sea siempre depredador, por motivos estéticos se podría desear que haya sitios en la Tierra que se conserven con su belleza y esplendor originales.
Para el hombre de la actual generación, poder contemplar algo absolutamente natural, sin artificio alguno, causa un impacto extraordinario. Hay paisajes que despiertan la emoción estética hasta producir un nudo en la garganta, por la grandiosidad, las lejanías, la explosión de formas y colores y esa sensación de estar contemplando la belleza original del Paraíso, cuando la mirada de Dios se detuvo en lo que había creado y “vio que era bueno”.
Parece conveniente conservar esos escenarios especiales, porque el impacto de su esplendor natural hace experimentar la íntima unión de la belleza con la verdad y el bien y mover a la reflexión profunda, lo mismo que producen  las obras auténticas del arte humano. Como estas obras de arte inmensas superan toda posibilidad de creación humana, se intuye que algún artista más grande y genial pasó por aquí desplegando su maestría. ¿Y por qué dejó en estos paisajes sus obras, sino porque su bondad le movió a regalarlas a la criatura humana para su disfrute?

También se puede reconocer que otros paisajes no tienen los mismos efectos. Pueden ser extensiones de meseta desierta o de puna, de quebradas y montañas, de pajonales y praderas, como hay innumerables kilómetros cuadrados a lo largo y a lo ancho del planeta. Fragmentos de la tierra y del mar que hay que cuidar con responsabilidad, pero que no detentan la singularidad con que se distingue la obra maestra.

La cuestión utilitaria: económica y tecnológica y aún científica.
Hay territorios, sobre todo reservas naturales, en los cuales casi no se han alterado externamente los ecosistemas y  la biodiversidad natural. Son escenarios que permiten  estudiar y aprovechar científicamente esos ecosistemas y conservarlos como reservorio genético.
“El hecho de que la materia lleva en sí una estructura matemática, está llena de espíritu, es el fundamento sobre el que se basan las modernas ciencias de la naturaleza. Sólo porque la materia está estructurada de manera inteligente, nuestro espíritu es capaz de comprenderla y de remodelarla”, dice Benedicto XVI.[14] Y Francis S. Collins, director del Proyecto del Genoma Humano, ha escrito: “El lenguaje de Dios ha sido descifrado”.[15]
Cabe preguntarse ¿cuánta naturaleza hay que conservar intacta para el estudio científico? Pareciera que hay que conservar lo que sea necesario para asegurar la integridad del estudio. No más, porque esos territorios pueden servir para el bien común, a través de su explotación, que debe reunir la condición de ser económica, ambiental y socialmente responsable. Otros dirán que hay que conservar la mayor cantidad posible de áreas naturales protegidas, cuanto más grandes mejor, y procurando su interconexión.[16] Son decisiones que se deberían tomar después de los estudios científicos pertinentes –que son la precondición-, pero con un criterio ético: qué es lo más conveniente para el bien común de los habitantes, en primer lugar de las comunidades cercanas, y luego de las  generaciones actuales y futuras.

La cuestión teológica: los que tienen fe deben afrontar la pregunta de cómo pensó Dios que se debían relacionar el hombre y el mundo que había creado.
En muchas ocasiones se ha referido el Papa Benedicto XVI a que la naturaleza tiene una estructura inteligente, que procede del mismo Dios creador de nuestra inteligencia. Esto “implica al mismo tiempo una tarea y una responsabilidad. En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra responsabilidad con la tierra. No es simplemente una propiedad nuestra, de la que nos  podemos aprovechar según nuestros intereses y deseos. Es más bien don del Creador, quien ha diseñado los ordenamientos intrínsecos y de este modo nos ha dado señales de orientación que debemos respetar como administradores de su creación”.
En este punto Benedicto XVI explica que como el cosmos refleja el espíritu creador, sus estructuras racionales llevan en sí una orientación ética: Dios, a través del lenguaje de la creación, indica el camino recto. El hombre debe cuidar la tierra, el agua, el aire, como dones que pertenecen a todos. Y la Iglesia tiene que cuidar también al hombre contra su propia destrucción. “Es necesario que haya algo como una ecología del hombre, entendida en el sentido justo”[17].

SEGUNDA PARTE: LOS EFECTOS DEL CONSUMISMO SOBRE EL PLANETA[18]

4. Los patrones insostenibles de producción y consumo

El deterioro del medio ambiente del planeta tiene una causa principal: los patrones insostenibles de producción y consumo. La toma de conciencia acerca de las consecuencias desastrosas del cambio climático y del calentamiento global ha movido a la sociedad a replantearse la manera de vincularse con el medio ambiente y a examinar con mayor rigor los modelos de producción y consumo, tanto personales como corporativos y estatales. Seguir excediéndose en el uso de los medios que ofrece el planeta no es una opción viable a largo plazo, no sólo para el planeta, sino principalmente para el hombre y la sociedad.

La historia posterior a la Revolución Industrial muestra que el desarrollo industrial y tecnológico ha sido la fuente del crecimiento de las economías y que el objetivo de los gobiernos fue mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas a través del aumento del consumo de bienes y servicios. Las actividades productivas y en especial el desarrollo industrial, se multiplicaron desde el siglo XIX. Las medidas impulsadas a partir de la década de 1930, llevaron a los países a promover el crecimiento del consumo, lo que significó la reactivación de la economía: incremento de la demanda, aumento de la oferta, desarrollo industrial y creación de empleo. Sin embargo este modelo trajo consigo consecuencias en las personas y sus estilos de vida. Se generó una sociedad consumista donde el tener y comprar determinó una posición dentro de la sociedad. Este modelo de desarrollo de las actividades productivas, en especial las industriales, llevaba implícito el uso y explotación de los recursos naturales, sólo limitados por tenues medidas de preservación medioambiental, que variaban según los países.

Los límites de este modelo de desarrollo se pusieron en evidencia en los últimos 50 años. Paralelamente a las crisis económicas que fueron surgiendo, comenzó a mostrarse cada vez con mayor fuerza el deterioro ambiental que estaba produciéndose. El debate ambiental generado entre 1960 y 1980 estuvo centrado en la preocupación por el creciente uso de recursos no renovables. En los ´80 y ´90 el debate se trasladó a otros factores: la contaminación, el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y de recursos naturales, entre otros.[19]

Los países más ricos del mundo han consumido en el siglo XX más materia prima y recursos energéticos no renovables que toda la humanidad a lo largo de su historia y prehistoria. En especial son estos países los que poseen la mayor responsabilidad en el deterioro ambiental: el 15 % de la población mundial que vive en los países de altos ingresos es responsable del 56% del consumo total del mundo, mientras que el 40% más pobre en los países de bajos ingresos es responsable solamente del 11% del consumo. En los países desarrollados que sólo poseen una cuarta parte de la población mundial se consumen alrededor del 70% de los recursos de la Tierra.[20]
La Declaración de Río en el Principio 8 expresa: Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas”.[21] En el capítulo cuarto de la Agenda 21, Plan de Acción para el Desarrollo Sostenible aprobado en la Cumbre de Río, se afirma que “la causa más importante del deterioro del medio ambiente global son los patrones insostenibles de consumo y producción particularmente en los países industrializados”.[22] Luego, en 1995 la Comisión de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible adoptó oficialmente la siguiente definición para el Consumo Sostenible: “El uso de servicios y productos relacionados que responden a las necesidades básicas y conllevan una mejor calidad de vida, minimizando el uso de recursos naturales y materiales tóxicos así como también la emisión de residuos y contaminantes sobre el ciclo de vida, de tal forma que no haga peligrar las necesidades de las futuras generaciones.”[23]

5. Consumismo y consumo no sostenible

El consumo es propio del organismo humano y de toda época, mientras que el consumismo es una adquisición o una característica de una sociedad histórica concreta, y por lo tanto no es inherente a la naturaleza humana. La sociedad posmoderna tiene como una de sus características el consumismo.[24] Consiste en un estilo de vida que tiende a consumir siempre más, sin control, y por supuesto sin responsabilidad hacia los efectos que produce sobre la ecología y en relación con los que menos tienen.
Mientras el consumismo se refiere a un estilo de vida, el Consumo no Sostenible hace referencia a consumos concretos; una persona puede consumir insosteniblemente sin caer por ello en el consumismo. Por ejemplo, una persona que posee una heladera obsoleta que consume mucha energía (consumo no sostenible) pero a su vez es una persona austera, no consumista.

6. Los efectos sobre el planeta

Es preciso exhibir una visión general de los efectos que los patrones actuales de producción y consumo generan en el medio ambiente, como así también los retos que deberá enfrentar la población mundial en los próximos años.
Según el Manual de Educación para un Consumo Sostenible desarrollado por el programa Jóvenes por el Cambio dependiente de la UNESCO y UNEP, el planeta pierde cada año una superficie de tierra fértil más o menos del tamaño de Irlanda, como resultado de la sobreexplotación del suelo y la deforestación. Los datos del Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés) muestran que un ciudadano medio en el mundo requiere 2,3 hectáreas para producir lo que consume cada año y depositar los residuos que genera. Eso supone un 40% más de lo que es sostenible. Si se habla de un europeo, el mismo necesita el doble de la superficie mencionada, los estadounidenses, 25 veces más. Por el contrario, los ciudadanos de Bangladesh utilizan tan sólo la tercera parte de dicha superficie. Esto indica claramente el desequilibrio del consumo, el cual está muy por encima de los niveles sostenibles en los países desarrollados y muy por debajo de lo necesario en los países subdesarrollados.

Además de la contaminación de la tierra, los hábitos de consumo actuales también contaminan el aire. La flota de automóviles, que es considerada como parámetro de crecimiento y progreso de las economías, puede en muchos casos ser contraproducente. Si bien los automóviles son esenciales en la vida moderna, también es correcto afirmar que el mal uso que se hace de ellos genera graves problemas ecológicos. El 80% de los automóviles en el mundo pertenecen al 20% de la población mundial, principalmente en los países desarrollados. Hay más automóviles en Los Ángeles que en la India, China, Indonesia, Pakistán y Bangladesh juntos. Las emisiones de CO2 están contaminando ciudades a niveles críticos y las calles se encuentran severamente congestionadas por el volumen del tránsito. Las emisiones de este gas en EE.UU. sumaron un total de 291 millones de toneladas en 1997, lo que excedió el total de emisiones generadas en casi todo el mundo.[25]
Un nuevo concepto que está siendo usado por científicos, empresas, gobiernos e individuos comprometidos con el cuidado del medio ambiente es el de la Huella Ecológica. En 1990 Mathis Wackernagel y William Rees de la Universidad de la Columbia Británica desarrollaron este parámetro que mide cuánta área de la tierra y del agua requiere una población humana para producir el recurso que consume y para absorber sus desechos usando la tecnología prevaleciente. En su portal Web puede encontrarse información sobre el denominado “Sobregiro Ecológico” que significa que los recursos se convierten en deshechos más rápidamente que los desechos se convierten en recursos.
Hoy la humanidad utiliza el equivalente de 1,3 planetas cada año, es decir que ahora la tierra tarda un año y cuatro meses para regenerar lo que el hombre utiliza en un año[26]. La ONU sugiere que si las tendencias actuales de la población y del consumo continúan, para el año 2050 se necesitará el equivalente a dos tierras, en cambio si se toma conciencia de los brutales efectos negativos del consumo actual y se reducen rápidamente los niveles del mismo, se podría volver a una situación normal donde se utilizan las capacidades reales del planeta.
Gráfico I: Sobregiro Ecológico

image
Fuente: The Ecological Footprint
Algunos de los efectos más notables que se atribuyen al sobregiro son: el colapso de las industrias pesqueras, disminución de la cubierta forestal, agotamiento de los sistemas de agua potable, la acumulación de contaminación y el cambio del clima global.
El sobregiro también puede contribuir a los conflictos y guerras sobre los recursos naturales, las migraciones masivas, el hambre, la enfermedad y otras tragedias humanas; además tiende a tener un impacto desproporcionado en los pobres, quienes no pueden comprar su salida del problema consiguiendo recursos de otras regiones.[27]
7. Desigualdad en materia de huellas ecológicas: niveles de emisiones y población.
Para la contabilidad mundial del carbono, el mundo es un solo país. La atmósfera de la Tierra es un recurso común sin fronteras. Las emisiones de gases de efecto invernadero se mezclan libremente en la atmósfera a lo largo del tiempo y el espacio. Para los efectos del cambio climático, no hay diferencia en que la tonelada marginal de CO2 provenga de una central eléctrica alimentada con carbón o de automóviles o de la pérdida de sumideros de carbono en los bosques tropicales.
Sin embargo, la contabilidad global revela grandes variaciones en las contribuciones al total de las emisiones, desde diferentes regiones. Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2007/2008 de la UNDP, todos los países en desarrollo juntos generan la misma cantidad de emisiones de CO2 que los países de la OCDE (integrada por los países más desarrollados del mundo), aunque la población de estos últimos representa sólo un 15% de la población mundial frente al 79,4% que representan los países en desarrollo. Otro gráfico de la misma fuente indica lo mismo, pero comparando Europa central y oriental más los países de la ex Unión Soviética frente a América Latina y el Caribe. En él se observa que el primer bloque de países emite alrededor del 11% de las emisiones mundiales de CO2, siendo su porcentaje de la población mundial un 6,4%.A diferencia de la incongruencia observada en otros países, la Argentina mantiene un cierto equilibrio entre ambos indicadores: aproximadamente el 0.5 % de población y de emisión de CO2.
¿Cuáles son las implicancias de las emisiones de estos gases de efecto invernadero? En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en Copenhague en diciembre de 2009 (COP 15), se evidenciaron dos tipos de cuestiones. La primera es de carácter científico, y se la puede resumir diciendo que hay opiniones fundadas y encontradas, pero “la opinión más común entre gran parte de los científicos es que se está produciendo un calentamiento global y que ese calentamiento se debe principalmente a la acción del hombre, a través del aumento del CO2 en la atmósfera”.[28] La segunda cuestión es de carácter ético, y se manifiesta en que los países en vías de desarrollo no admiten hacer más lento su desarrollo usando fuentes de energía menos contaminantes pero más caras. Entienden que el problema ecológico fue producido por los países desarrollados, que ahora deberían compensar económicamente a los países pobres, en lugar de encarecer su proceso de desarrollo. Esta postura ha tenido un reconocimiento en el Documento de Cancún sobre el Cambio Climático, del 10-XII-10, que fija la erradicación de la pobreza y el desarrollo social como la prioridad para estos países, y no la reducción de dióxido de carbono, como es lógico.
8. ¿Cómo seguir?     
La población mundial está creciendo y se estima que mucha gente estará sumándose a la clase media en los años venideros[29], lo que  implica que mayor cantidad de personas estarán aspirando a un estándar de vida superior. En consecuencia, el consumo de la población mundial indefectiblemente cambiará. La clave está en determinar de qué manera cambiará: ¿seguirá creciendo desmedidamente como hasta hoy, con el despilfarro de los países desarrollados y  las aspiraciones de los países en desarrollo de alcanzar los niveles de consumo de los primeros? o ¿tomará el hombre finalmente conciencia de que debe cambiar sus estilos de vida y principalmente de consumo, para preservar el planeta?
A fin de alcanzar un futuro sostenible, el mundo necesitará lograr dos objetivos de manera conjunta: mayor desarrollo humano y menor impacto ecológico. Frente a las tragedias humanitarias y a las evidencias del deterioro ambiental, se puede adoptar una postura pesimista o, por el contrario, asumir que verdaderamente el mundo posee el conocimiento, la ciencia, la tecnología, las habilidades y los recursos financieros necesarios para revertir esta situación, comenzando a modificarla de inmediato.
Este cambio requiere de la participación de todos: Estados, sociedad civil, empresas, universidades, medios de comunicación, deberían ser socialmente responsables en su accionar, aportando desde su lugar al desarrollo sostenible del mundo.
TERCERA PARTE: EL MEDIO AMBIENTE EN LA ARGENTINA

9.  La situación actual

La situación del medio ambiente en la Argentina no presenta un panorama muy diferente al del resto del mundo, en especial al de muchos otros países en desarrollo.  Si bien algunos problemas no son resolubles sin una efectiva acción mundial coordinada, otros pertenecen al ámbito nacional. Se describen a continuación algunas áreas sensibles para el cuidado del medio ambiente en la Argentina, con sus características locales más importantes.
- energía y artefactos,
- vivienda, 
- territorio, forestación y paisaje
- alimentos,
- transporte,
- residuos, basura y contaminación,
A. Energía y artefactos
La demanda de energía crece a una elevada tasa anual a causa del aumento vegetativo de la población y del desarrollo y uso de nuevas tecnologías, principalmente para el confort y para los sectores más ricos de la población. Pero no se han emprendido obras de equipamiento eléctrico en la escala necesaria, y lo que se ha hecho se basa en la construcción de centrales de pequeña potencia y con baja competitividad económica, usando casi únicamente recursos naturales no renovables (hidrocarburos: petróleo, carbón y gas),  y desestimando la construcción de centrales hidroeléctricas de base, que pueden utilizar amplios recursos hídricos aún sin explotar.                   Las centrales hidroeléctricas son las menos polutantes del medio ambiente y no implican consumo de recursos no renovables; operan en el Sistema Interconectado Nacional (SIN) en forma permanente (como base) aprovechando al máximo la disponibilidad hídrica, y se recurre como semi base, semi punta y punta, a las centrales llamadas térmicas convencionales (que consumen hidrocarburos) para suplir lo que la hidroelectricidad no alcanza a cubrir, minimizando así el consumo de los recursos no renovables. Las centrales nucleares se diseñan también para operar como base, debido a que técnicamente conviene que lo hagan al máximo de su potencia durante todo el tiempo posible, pero son una alternativa cuestionable por los riesgos que entrañan (casos de Chernobyl y Japón) y por sus desechos radiactivos.                                          
Las centrales basadas en la energía solar y eólica constituyen una alternativa no desarrollada sino en una mínima proporción, a pesar de que no consumen recursos y no contaminan el medio ambiente.                                                                                                                                 Tanto la industria como la vivienda y los artefactos eléctricos consumen altas cantidades de energía y no se han desarrollado ni utilizado materiales, tecnologías ni productos de alta eficiencia y bajo consumo, lo que permitiría ahorrar electricidad sin menoscabo del confort.         Por otra parte, para paliar el desempleo en la crisis económica actual, se ha estimulado a la industria y comercio de electrodomésticos, muchas veces superfluos, con el consiguiente aumento del consumo energético y el resultante incremento de la polución y del uso de recursos naturales no renovables.
B. Vivienda
La falta de vivienda es otro gigantesco problema relacionado con lo social, lo económico y lo político, que afecta gravemente la dignidad de millones de personas, y contribuye a la degradación del medio ambiente  En plena década de 1960 se evaluaba ya el déficit de viviendas en un millón y medio en todo el país, con su mayor parte concentrado en las grandes ciudades.  La causa de este déficit, que aumenta de año en año, no es solamente el crecimiento vegetativo de la población, sino las migraciones internas hacia las ciudades por la falta de trabajo en gran parte del interior del país y la entrada de extranjeros que compiten con la mano de obra local a costos y condiciones que rayan con la llamada esclavitud moderna. También la pobreza, alojada mayormente en los cinturones de las grandes ciudades y hasta dentro de ellas, en las llamadas villas miseria o de emergencia, es causa de hacinamiento, insalubridad, delincuencia, tráfico y consumo de drogas.  Esto produce además una fragmentación de los estratos sociales por la desigualdad entre pobres y ricos, lo que conspira contra una integración racional de las clases sociales, económicas y culturales.  Los presupuestos estatales destinados a la construcción de viviendas no alcanzan a cubrir ni siquiera un mínimo de la demanda, lo que se agrava por la ausencia de políticas crediticias adecuadas. El problema no sólo alcanza a las clases económicas más bajas, sino que ya acucia también a la clase media.                                                                                
C. El territorio, la forestación y el paisaje
En una lenta y progresiva degradación, el territorio de varias provincias del centro y noroeste argentino se ha ido desertizando; los antiguos bosques naturales y el monte fueron siendo destruidos por el uso indiscriminado de los recursos forestales, sin que éstos fueran repuestos mediante una reforestación racional.  Viajeros cuyos relatos, desde el tiempo de la colonia hasta comienzos del siglo XX, hablan de este monte del centro y norte argentino, rico en ejemplares y en biodiversidad, muestran inequívocamente que la tala indiscriminada ha sido una de las principales causas del empobrecimiento de varios territorios provinciales que eran tierras feraces, productivas y perfectamente habitables.                                                                   
En las provincias de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy, San Juan, parte de Córdoba, San Luis y Mendoza, el deterioro ambiental se inició con la tala de especies autóctonas evolucionadas y desarrolladas a lo largo de milenios, para usarlas como madera para hacer fuego, después para carbón vegetal para las locomotoras en tiempos en que la Segunda Gran Guerra cortó el suministro de antracita europea (carbón mineral), para durmientes con las mejores maderas duras para el tendido de líneas férreas, luego para postes para alambradas en los campos, y por último para la fabricación de muebles. A ello se suma en la época actual el desmonte total de extensas áreas de monte y bosque para siembra extensiva de plantas productoras de granos (principalmente soja).                                                                                     
Hay zonas que sufren la paulatina disminución del agua, tanto por la reducción de lluvias y nevadas como por el agotamiento de los acuíferos subterráneos, causas que conducen a la inutilización o menor rendimiento de miles de hectáreas antes aptas para el cultivo mediante riego.  Técnicas más recientes, que reemplazan el riego por gravedad (mediante inundación o surcos) por el riego por goteo y por caño poroso, están siendo desarrolladas y utilizadas, pero todavía su costo es alto y no siempre accesible a los pequeños productores agrarios.  Hay zonas en las provincias de escasas precipitaciones pluviales o carentes de ríos caudalosos, que han visto secarse sus acuíferos subterráneos sin poder continuar sus métodos tradicionales de cultivo, y hasta han visto agotarse el agua para el consumo humano. El paisaje, tanto el antrópico (urbano y rural), como el natural, sufre además ese deterioro, y se van perdiendo entornos físicos, paisajísticos, visuales, climáticos, edáficos y de condiciones humanas vivenciales.  El paisaje natural que acompañó al ser humano durante milenios, fue transformándose primero en un paisaje natural-cultural, luego en paisaje cultural, pero en el presente se asiste a una nueva forma de paisaje, llamada paisaje cultural-residual, por los desechos de todo tipo volcados al mismo.         Los asentamientos urbanos crecen y crecerán aún más, y las ciudades no poseen suficientes pulmones verdes para el uso de la población.  
Una necesidad profunda del ser humano es el contacto con la naturaleza, y se va haciendo evidente que la destrucción, degradación o alejamiento de la misma produce serios trastornos físicos, psíquicos y espirituales, lo cual afecta lo que se puede llamar específicamente Ecología Humana. 
D. Transporte
Para el transporte, especialmente en las áreas urbanas y suburbanas de gran extensión y densa población, sigue fomentándose el uso del automóvil particular, que crea en las ciudades y sus alrededores enormes congestiones de tránsito y representa un alto consumo de hidrocarburos, causando la polución y contaminación del aire, además de la sonora. Para aumentar la tasa de empleo y acrecentar la economía en la actual coyuntura de crisis económica y social, se promovió la fabricación de automóviles, casi todos de alta gama, de gran cilindrada y velocidad, no acordes con el uso que se hace de los mismos.  Muchos de estos automóviles, diseñados para transitar en caminos rurales o difíciles, son utilizados innecesariamente en las ciudades; están hechos para desarrollar altas velocidades, no acordes con las vías de comunicación existentes, y causan gran parte de los accidentes que siegan vidas y producen daños físicos y materiales.  En las ciudades circulan cientos de miles de automóviles particulares ocupados por una o dos personas, en lugar de priorizar los medios de transporte colectivo como el tren, el subterráneo y los ómnibus, y en lo individual para recorridos cortos, la bicicleta.  No existe en el mercado argentino producción de vehículos económicos, de baja cilindrada y poco consumo de combustible, que sean accesibles a la clase media, ni tampoco se alienta el desarrollo y la producción de medios de transporte basados en energías alternativas (solar, biomasa, etc.). Se planifican y hacen autopistas principalmente para los automóviles, con elevados costes, que cortan la trama urbana, se construyen playas de estacionamiento a costa de espacios verdes.
E. Los residuos, la basura y la contaminación
La producción diaria de basura en las grandes ciudades es otra importante causa de deterioro del medio ambiente.  Parte de la sociedad, alentada por la publicidad  y el materialismo consumista, compra, mal usa y desecha gigantescas cantidades de materia prima, convirtiéndola en residuos polutantes, materia que podría ser utilizada más racionalmente y reciclada.  Esta costumbre, instalada no sólo en las clases económicas altas, está consumiendo materia prima que no es renovable, haciendo cada vez más cara su obtención o producción. Solamente en la Ciudad de Buenos Aires, se extraen 5.000 toneladas diarias de basura, que debe ser recolectada y transportada a depósitos, y apenas una mínima parte de esos residuos se recicla; el resto contamina cada vez mayores áreas de territorio y crea condiciones de alta insalubridad.
CUARTA PARTE: SOLUCIONES PARA EL FUTURO
11. Metas a alcanzar en el año 2040
Como los problemas que sufre el medio ambiente son locales pero dentro de un contexto global, es prudente tener en cuenta las soluciones que se están ensayando en todo el mundo. Entre un enorme abanico de ideas y acciones, se resumen a continuación las propuestas del World Business Council for Sustainable Development, contenidas en el documento Visión 2050, presentado en Nueva Delhi el 9 de febrero de 2009. Este documento presenta una visión optimista y no catastrofista. A las preguntas de cómo sería un mundo sostenible, cómo se podría alcanzar, y qué papel pueden desempeñar el Estado, las empresas y los individuos para avanzar más rápido hacia ese objetivo y alcanzarlo, Visión 2050 anima a replantear la producción, los servicios y las estrategias mediante políticas y normativas necesarias para orientar a la sociedad hacia una mayor sostenibilidad, cambiando los valores y estilos de vida y los patrones de producción y consumo.
Se estima que la población del planeta en el año 2050 será de 9.200 millones, a los cuales habrá que darle acceso y medios para tener educación, atención sanitaria, movilidad, alimento, agua, energía, vivienda y bienes de consumo.  La población urbana de duplicará, pero ya el mundo dispone del conocimiento, la ciencia, las tecnologías, la capacidad y los recursos financieros necesarios para encarar el cambio. Es oportuno mencionar aquí que la búsqueda de soluciones ambientales no puede conducir a frenar el desarrollo humano, con argumentos atemorizantes sobre catástrofes inminentes. Por ejemplo, la crisis actual del agua potable “no es una crisis de escasez absoluta, sino principalmente es una crisis de distribución del agua, de conocimientos y de recursos”[30] Hay muchos problemas que requieren soluciones éticas, y no sólo técnicas.

Numerosos son los aspectos críticos a encarar:
- dar acceso a la educación y promover un mundo solidario, con equidad y dignidad para todos,
- duplicar la producción agrícola sin incrementar el uso del suelo y del agua,
- detener la deforestación,
- reducir a la mitad la emisión de carbono,
- mejorar la eficiencia energética,
- cambiar a sistemas de generación de energía con bajas emisiones de carbono,
- proporcionar movilidad con bajo consumo en carbono,
- multiplicar la eficiencia en el uso de los recursos y los materiales.

Con esto se aspira a que en 2040 se consuman sólo los recursos ecológicos de un solo planeta.
Se deberán crear nuevas ciudades bajas en carbono y que no generen residuos, basadas en un modelo de crecimiento y progreso que use equilibradamente los recursos renovables y recicle los que no lo son, erradicando la pobreza extrema que hoy existe en algunas regiones.
El gobierno de los países deberá desarrollarse a nivel global, regional y municipal, capacitando y guiando a los mercados y a los individuos, estableciendo límites y marcos que fomenten la transparencia en la gestión y la inclusión de los ciudadanos, deberá realizar planeamientos integrales y sistémicos para gestionar la agricultura, la silvicultura, el agua, el transporte urbano, la energía y las comunicaciones, mitigando las consecuencias del cambio climático, reduciendo las emisiones nocivas con el uso eficiente de los recursos y energías limpias.
Deberán desarrollarse “diseños circulares”, de ciclo cerrado, reduciendo la necesidad de extracción de recursos naturales, haciendo así obsoleto el concepto de residuo.  Los residuos deberán usarse como materia prima, eliminando su almacenamiento en el suelo y volviéndolos a procesar.  Esto conlleva crear una cultura de ahorro energético y de materiales.

12. Qué medidas conviene tomar en la Argentina, para que dentro de 30 años el medio ambiente no se haya deteriorado aún más.

Con respecto a los temas medioambientales más sensibles de la Argentina, que se han diagnosticado más arriba, se presentan a continuación algunas propuestas.

A – Energía y artefactos

·       Desarrollar el parque energético nacional interconectado (SIN) priorizando las centrales productoras de energía hidroeléctrica, utilizando para ello todos los recursos hídricos existentes (cursos de agua, etc.) antes de recurrir a los hidrocarburos contaminantes o a la energía nuclear.
·       Desarrollar, en donde éstas no existan o sean de baja aplicación o alto costo de instalación, le energía solar y la eólica, que son más aptas y de menor costo de operación para situaciones aisladas o de bajo requerimiento.  Dichas fuentes energéticas son gratuitas y renovables y no contaminan el aire ni el agua ni el suelo.  Existen en Argentina estudios, investigaciones, desarrollos y aplicaciones de dichas fuentes que muestran su viabilidad.  Estas y otras obras de equipamiento requieren una previa planificación, que debe tener en cuenta las proyecciones a futuro del crecimiento poblacional y del consumo, tomando las previsiones presupuestarias con el tiempo de antelación necesario.
·       Fomentar fuertemente la fabricación y uso de artefactos electrodomésticos para las necesidades básicas y para el confort que optimicen el consumo eléctrico, desalentando en lo posible los de lujo y la publicidad engañosa acerca de los mismos.  La generalización del uso de los equipos de acondicionamiento de aire (para frío y calor) ha creado un notable incremento del consumo eléctrico, y su uso puede ser minimizado o reemplazado parcialmente mediante métodos constructivos y  aislamiento térmico adecuado.
·       Crear una legislación efectiva y de cumplimiento estrictamente fiscalizado para evitar los a veces desmesurados valores ilegales que incrementan el costo de las obras públicas por la corrupción en las contrataciones, trabajos y controles a las mismas, incluidos los funcionarios responsables. 

B – La vivienda

La construcción de viviendas es quizá el punto más importante para dar a la población un espacio para una vida digna y condiciones que mejoren todos los órdenes, desde la salud hasta la disminución de la criminalidad y el uso de las drogas. Para ello son absolutamente necesarias la planificación y la asignación de presupuestos en el orden nacional, provincial y municipal.
Los créditos a personas reales o a entidades para la construcción de viviendas deben ser considerados de alta prioridad en las políticas de estado, con intereses, pagos y plazos accesibles a la mayor cantidad posible de personas,
Paralelamente, dichos créditos y su uso deben ser fiscalizados estrictamente de manera que no exista posibilidad de estafa, abuso o malversación de los fondos asignados.
La construcción, especialmente de viviendas, es uno de los factores más importantes para el desarrollo armónico de un país o una comunidad, ya que además es creadora de enormes cantidades de fuentes y puestos de trabajo, desde las actividades extractivas hasta las de comercialización, equipamiento y servicios. A diferencia de otros rubros, la construcción permite emplear personas con muy diferentes niveles de instrucción y capacitación, por lo que abre puertas a una muy amplia inclusión de categorías laborales.  No obstante ello, deben sumarse los medios educativos, de formación y capacitación necesarios para elevar en todos los órdenes el desarrollo de las personas, a través de escuelas, institutos, politécnicos, universidades, sindicatos y otras instituciones educativas que impartan dicha formación y capacitación.
Como el fenómeno de la urbanización se extenderá, deberán crearse nuevas ciudades “verdes”, de diseños “circulares”, con materiales y emisiones bajos en carbono y cero residuos.  Una adecuada política de vivienda permitirá eliminar las villas de emergencia y así contribuir a reducir fuertemente la criminalidad y el uso de las drogas, si va acompañada por educación inclusiva y la posibilidad de trabajo honesto.

C – El territorio, la forestación y el paisaje


Se proponen algunas acciones concretas para promover el respeto, mejoramiento y correcto uso de los recursos naturales y del medio ambiente:
·       implantar el arbolado vial urbano en cuantas calles su ancho lo permita, mediante  especies arbóreas de porte medio, follaje caducifolio, resistentes a las plagas y con sistema radicular no invasivo, erradicando de las aceras las especies exóticas existentes de gran porte y follaje persistente, que son lo contrario a lo deseable.
·       utilizar los espacios urbanos residuales existentes o posibles de expropiación para hacer en ellos plazas y plazoletas forestadas para el uso comunitario.
·       Reducir o disminuir notablemente la desertización de parte de varias provincias, la que puede ser modificada mediante un Plan Nacional de Reforestación, basado en la plantación de especies arbóreas nativas de cada región o subregión, que ya existían en ellas antes de la conquista y colonización española.
·       La implementación de mecanismos como los bonos verdes es un fuerte incentivo para la  financiación de proyectos forestales. En Argentina, varios de estos proyectos fueron puestos en marcha a partir de la aplicación de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL).
·       Es posible mejorar considerablemente el paisaje, tanto el urbano como el rural, mediante la planificación y el diseño, con todos los beneficios que ello implicaría.  En los desarrollos urbanísticos destinados a vivienda, aplicar diseños que prioricen el empleo de especies nativas o naturalizadas, ya que éstas tienen mejor adaptación a las condiciones edáficas y climáticas y requieren menor consumo de agua, permitiendo una racionalización del riego.

D – El transporte

·       Desalentar la fabricación de automóviles de alta gama, gran cilindrada y de lujo, desarrollando en cambio la de vehículos económicos basados además en el uso de energías alternativas, principalmente eléctrica, solar y biomasa, que reemplacen el enorme consumo actual de hidrocarburos contaminantes.
·       Desarrollar la fabricación de otros vehículos tales como la bicicleta y el ciclomotor de baja cilindrada para uso urbano y hasta suburbano.  Existen diseños fácilmente desarrollables o a crear de bicicletas que permitan el traslado de los ciudadanos aún en condiciones climáticas o atmosféricas desfavorables sin perjuicio de la seguridad o el confort (cabinas protegidas del frío y la lluvia).  El actual plan existente en la Ciudad de Buenos Aires de bicisendas y préstamo de bicicletas dentro del perímetro capitalino es un ejemplo que puede y debe incrementarse, mediante la creación de numerosos puestos para las mismas, distribuidos estratégicamente en la ciudad.  La producción y uso de mini automóviles eléctricos o con energía solar dentro de las ciudades reduciría notablemente los inconvenientes causados por el masivo uso de los automóviles actuales.  Existen prototipos perfectamente aplicables para ello, cuya fabricación crearía fuentes de trabajo.
·       Desalentar el empleo del automóvil para uso unipersonal, reemplazándolo por el uso colectivo para los desplazamientos a mediana distancia, desde la vivienda hasta el lugar de trabajo.
·        Crear estaciones de transferencia entre los diferentes medios de transporte en aquellos puntos donde se haga el traspaso , limitando así  fuertemente el ingreso del automóvil a las áreas de microcentro y los cinturones urbanos: el tren y otros medios de transporte colectivo suplen al automóvil dentro de dichas áreas.  Este sistema es empleado en ciudades de otros países con éxito, donde las estaciones de transferencia están equipadas con espacios para estacionamiento y los ciudadanos pasan a los medios más adecuados para su traslado dentro de la ciudad.
·       En la aviación se espera que el uso de los biocombustibles aumente un 30% para el 2030, y que además optimice el consumo con avances tecnológicos. Los biocombustibles comienzan también a ser usados en los barcos y los trenes de alta velocidad. 

E – Los residuos, la basura y la contaminación, la educación y la publicidad

Los residuos, sobre todo los urbanos, deben ser motivo de una educación ciudadana para crear una conciencia ecológica, disminuyendo el consumismo y la contaminación.  La separación de los materiales recuperables y reciclables y su reutilización, que ya se hace en pequeña escala, debe ser la norma.  Debe crearse una cultura de ahorro energético y de materiales, para lo cual la educación en todos sus niveles es el instrumento necesario e imprescindible.  La publicidad basada en el fomento del consumo de objetos cada vez más complejos, costosos y muchas veces inútiles o innecesarios, debe ser fuertemente desalentada. Adicionalmente, el packaging y el diseño de los bienes se puede optimizar, para mejorar su funcionalidad y facilitar luego su reciclaje (que se ha transformado en un negocio creciente). Una nueva generación de productos y servicios se basan en la larga vida del producto y el bajo uso de energía y materiales. Las industrias deberán ser capaces de producir con ecoeficiencia: ahorrando agua, energía, emisiones y basura.

CONCLUSIONES

De acuerdo con lo que se ha expuesto a lo largo de este capítulo, el estudio y análisis de la Ecología debería hacerse a partir de una perspectiva antropológica, en la que el hombre detenta la primacía sobre el mundo material, en razón de la dignidad de su naturaleza. Esta posición de privilegio le confiere el deber de cuidar y administrar el medio ambiente con responsabilidad, para las generaciones actuales y futuras. Un marco general que se impone internacionalmente para considerar las cuestiones ecológicas es el del desarrollo sostenible, reconociendo sus tres componentes esenciales: creación de riqueza, para conseguir un alto desarrollo humano integral, con bajo impacto ambiental. Por lo tanto, “la sostenibilidad ecológica o el mejor uso de los recursos no es equivalente a preservación absoluta o falta de acción”.[31]

El objetivo que podría proponerse la Argentina para los próximos 30 años en materia ambiental, sería el de proporcionar un nivel de vida digno para el desarrollo integral de unos 55 millones de habitantes, preservando razonablemente sus recursos naturales y una rica biodiversidad. Lo que se pretende no es sencillo, y requiere cambios profundos en dos ámbitos: el de los valores y  estilos de vida, y el de la economía.[32]

En cuanto a los valores y estilos de vida, se pueden resumir las siguientes conclusiones:
·       el cambio de los patrones de producción y consumo se basa en el desarrollo de la responsabilidad social de las empresas y de los consumidores. “Comprar es siempre un acto moral, no sólo económico”[33]
·       es necesario consumir productos verdes, ecoeficientes, aquellos que tengan un ciclo de vida más largo. Además, es preciso un cambio cuantitativo, y que en las sociedades opulentas las personas consuman menos, eviten lo superfluo, adquieran un talante más austero. El estilo de vida consumista debería reconocerse como empobrecedor de las personas, de las sociedades y de la Tierra. Revalorizar los valores propiamente humanos.
·       el mundo globalizado está reclamando la solidaridad con los más débiles, para disminuir las brechas injustas que hay hoy entre ricos y pobres. Es la solidaridad con la generación presente, que podría preparar los ánimos para la solidaridad intergeneracional, cuidando los recursos del planeta para los que vendrán después.

Con respecto a los cambios necesarios en la economía, se mencionan los siguientes:
·       incentivos a los procesos productivos ecoeficientes y a proyectos no contaminantes.
·       impulso a las fuentes de energía alternativas y sustituir el uso de los recursos no renovables como insumos.
·       implementar impuestos verdes y bonos verdes.
·       desarrollo de una visión de largo plazo, tanto de las empresas como de los Estados.
·       toma de decisiones en base a los costos reales, incluyendo las externalidades.
·       coordinación internacional de regulaciones a través de organismos multilaterales.

Como conclusión final, se señala que estos cambios culturales a escala nacional y global, deberían apoyarse en nuevos enfoques para la educación que se imparte en la familia y en la escuela, de modo que los ciudadanos estén informados y puedan participar activamente en la búsqueda de soluciones para su entorno, y en su implementación. Al mismo tiempo sería oportuno que las universidades tomaran nota de que estas realidades harán poner en crisis el modo habitual de presentar muchas enseñanzas referidas a la economía, la empresa, la producción de bienes y servicios y la comercialización.


Buenos Aires, agosto de 2011



[1] cfr. Arregui J.V. y J. Choza, Filosofía del Hombre, Rialp, Madrid,  4ª edición, 1995, página 76
[2] Para los conceptos de Biosfera y Ecosistema cfr. la voz "Ecología." Microsoft® Encarta® 2007 [DVD]. Microsoft Corporation, 2006.

[3] Naciones Unidas, Convenio sobre la diversidad biológica, art. 2, 1992.
[4] Guía de Buenas Prácticas para la minería y la biodiversidad, Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), Londres, Reino Unido, 2006.
[5] M. Scherer-Lorenzen, Biodiversity and ecosystem functioning: basic principles.  www.eolss.org, visitado 28-VII-2011.
[6] Cfr. http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/
[7] Ballesteros, Jesús, citado por Mariano Fazio, Historia de las ideas contemporáneas, 2ª edición Rialp, Madrid, 2007, pp. 349-352.
[8]   The Ages of Gaia, W.W. Norton, New York, 1988   http://www.ecolo.org/lovelock/lovebiosp.htm  Visitado el 30-VII-2011.
[9] cfr. Bashkar Nath, Environmental Education and Awareness, Encyclopedia of Life Support Systems, www.eolss.org visitado 28-VII-2011.
[10] Ecosostenible / enero 2006.
[11] Cfr. Alban d’Entremont, Familia y desarrollo sostenible, página 444, en Lexicon, Consejo Pontificio para la Familia,  Ediciones Palabra, Madrid 2004.
[12] “La mejor actitud ante la Naturaleza consiste en reconocerla y respetarla. Esta actitud la designaremos como benevolencia. Es la actitud ética hacia lo real (...) supone reconocer lo que las cosas y las personas son, y ayudar a que lo sean”. Ricardo Yepes Stork y Javier Aranguren, Fundamentos de Antropología, EUNSA, Pamplona 2001, páginas  92 y 95.
[13] Cfr. Alban d’Entremont, op. cit.
[14] Discurso a los miembros de la Curia romana, 22-XII-08.
[15] Collins, Francis S., The Language of God. A Scientist Presents Evidence for Belief, Free Press, Nueva York, 2006; citado por Benedicto XVI, Jesús de Nazareth, Segunda parte, Ediciones Encuentro, Madrid, 2011, p. 227.
[16]  Cfr. Tatjana Good and Jon Paul Rodriguez,  Ecology, Biological Conservation and Policy, Encyclopedia of Life Support Systems, www.eolss.org , 28-VII-2011.
[17] Discurso a los miembros de la Curia romana, 22-XII-08.
[18] En esta sección los autores han utilizado varios datos de la siguiente investigación: Avelín, M. Lucila, M. Fernanda Figueroa,  J. Hernández, S. Martín, y C. Pujadas, “Aproximación multidisciplinaria al concepto de Consumo Sostenible y descripción de su relevancia para el Desarrollo Sostenible”, proyecto de investigación, 2010, Universidad Católica de Cuyo.

[19] “Ministerio de Salud y Ambiente de la República Argentina y PNUMA (2006). “Análisis de las políticas e iniciativas relacionadas con el Consumo Sustentable”, en
http://www.medioambiente.gov.ar/archivos/web/UPLCS/File/Documento_Base_CS.pdf, visitado el 03/05/2009
[20]Década por una Educación para la Sostenibilidad “Consumo Responsable” en www.oei.es/decada/accion08.htm, consultada el 03/05/2009.
[22] Programa 21: Plan de acción para el desarrollo sostenible aprobado en la Cumbre de La Tierra, celebrada en Río de Janeiro en (1992), en http://www.un.org/esa/dsd/agenda21_spanish/?utm_source=OldRedirect&utm_medium=redirect&utm_content=dsd&utm_campaign=OldRedirect, consultada el 04/05/2009.
[23] Op. cit. “Ministerio de Salud y Ambiente de la República Argentina y PNUMA (2006).
[24] BAUMAN, Zygmunt (2002), “La Sociedad Sitiada”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
[25] Op. Cit. UNESCO, UNEP (2002) “Manual de educación para un consumo sostenible Youth x Change (Jóvenes por el cambio)”. Pág. 10-20.
[26] Op. Cit. (2009) “Huella Mundial ¿Cabemos en el planeta?”, en http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page, consultada el 10/08/09 15:00 hs.
[27]Cfr. (2009) “Huella Mundial ¿Cabemos en el planeta?”, en http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page, consultada el 10/08/09 15:00 hs. 
[28] LLAMAS, M.Ramón (edit.), Implicaciones éticas en algunos debates científicos, Instituto de España, Madrid, 2010.
[29] World Business Council for Sustainable Development (2010), “Vision 2050: the new agenda for business”, Pág 2-3, en http://www.wbcsd.org/web/vision2050.htm, consultada el 04/03/2010.

[30] Report of the UNESCO Working Group on the Ethics of Freshwater Use,  p. 64, 2.000.
[31] Report of the UNESCO Working Group on the Ethics of Freshwater Use, p. 60, 2.000.
[32] cfr. Avelín, M. Lucila, M. Fernanda Figueroa,  J. Hernández, S. Martín, y C. Pujadas, “Aproximación multidisciplinaria al concepto de Consumo Sostenible y descripción de su relevancia para el Desarrollo Sostenible”, proyecto de investigación, 2010, Universidad Católica de Cuyo.
[33] Benedicto XVI, Encíclica Caritas in Veritate, n. 66.

No hay comentarios:

Publicar un comentario