Editorial Docencia - Buenos Aires,
2013.
690 páginas
Capítulo XX. La Argentina en
visión ecoeficiente.
Arq.
Carlos Pujadas
y Arq. José Guillermo Torres Arroyo.
Se presentó el libro La Argentina del Futuro, en el Auditorio Mons. Derisi de la UCA,
producto de la colaboración de 28 especialistas de
diferentes áreas del saber y el hacer. La mayoría de los autores son graduados,
docentes o vinculados a la UCA, a quienes se pidió una prospectiva sobre los próximos
20 ó 30 años de la Argentina. Para evitar un mero análisis intelectual se les
solicitaron algunas propuestas concretas que deberían implementarse con cierta
urgencia. A manera de introducción, el Rector
de la UCA, Mons. Dr. Víctor
Fernández se interroga sobre el acuciante tema de la
desesperanza que invade a muchos argentinos hoy.
En
el Prólogo, Florencio Hubeñak, decano de
la Facultad de Ciencias Sociales, Educación
y Comunicación de la UCA, hace un breve resumen de los 26 capítulos
y casi 700 páginas del libro.
A
continuación reproducimos el comentario al Capítulo que escribimos en
colaboración con un colega y amigo.
“La cuestión
ecológica fue tratada por los Arqs. Carlos Pujadas —Docente en Responsabilidad Social
Empresaria— y José Guillermo
Torres Arroyo —Ex docente de la UBA e Integrante de equipo
interdisciplinario en la Comisión Nacional de Energía Atómica—, quienes, antes
de referirse a la actualidad de la ecología, expusieron algunas nociones
fundamentales, como la definición, su historia, los conceptos básicos y las
tres posturas divergentes existentes sobre esta temática. Los autores afirman
que la cuestión ecológica encierra cuestiones éticas, antropológicas,
estéticas, científicas y teológicas, a las que se refieren más adelante. El consumismo
y sus efectos sobre el planeta en cuanto al deterioro ambiental es el siguiente
acápite que incluye el análisis clave de la proporción existente entre recursos
y deshechos. Tampoco les es ajena la contaminación global. Al interrogante cómo
seguir, responden que es necesario cambiar los estilos de vida (especialmente
el consumo) para garantizar, en medio del crecimiento previsto, un futuro sostenible.
Más adelante analizan la situación general y específica a nivel mundial y en
nuestro país con respecto a diferentes áreas como energía, vivienda,
territorio, alimentos, transporte y residuos. Tras señalar las metas a alcanzar
en las próximas décadas, efectúan propuestas concretas para la Argentina del
futuro.”
A continuación se
transcribe este capítulo, que puede servir como referencia inicial para el que
tiene que introducirse en la cuestión ecológica, cualquiera que sea su
profesión de origen.
ECOLOGÍA
PRIMERA PARTE: ECOLOGÍA, NOCIONES FUNDAMENTALES
1. Ecología, breve historia del concepto, definiciones
Ecología significa
etimológicamente discurso sobre la casa,
o mejor, ciencia del hábitat. De modo
más preciso, la ecología es la ciencia positiva que estudia las relaciones de
todos los organismos vivos entre sí y con el medio físico.
En las últimas décadas la ecología
ha ido adquiriendo creciente importancia entre las ciencias, a medida que la Humanidad
toma conciencia de la fragilidad y deterioro del medio ambiente.
Por razón de su relativa novedad,
no está de más echar una rápida mirada a la historia del concepto.
Desde el principio de la Historia,
las actividades de pesca, caza y agricultura llevaron al hombre a tratar de
entender las interrelaciones de plantas y animales con su entorno.
Aristóteles dejó constancia de su
interés en la Historia Animalium y su
discípulo Teofrasto escribió el primer tratado de botánica en 325 aC .
Se puede, a partir de esa fecha
lejana, rastrear los senderos por los que fueron especializándose y
consolidándose todas las ciencias exactas y naturales, hasta que en el S. XIX
se comenzó a advertir la necesidad de una síntesis global, abarcadora de los
puntos de vista particulares. Por eso la ecología nace históricamente de modo
inverso a las demás ciencias positivas, integrando los conocimientos que
aportan la biología, la física, la química, la botánica y la zoología, la
geología, etc.[1]
El primero en utilizar el término ecología fue Ernst Haeckel, en 1869,
zoólogo alemán con penosas ideas racistas
, que propugnó eliminar a los enfermos
incurables.
Frederic E. Clements,
norteamericano que murió en 1945, es considerado el padre de la ecología moderna.
Uno de los nuevos conceptos claves
para la ecología es el de ecosistema.
Lo acuñó Arthur Tansley (1871-1955), inglés, para describir una comunidad de
animales y plantas y su medio abiótico,
es decir el entorno físico sin vida en el que se desarrollan.
En la década de los 60 la ecología
se consolidó como ciencia importante, con un marco teórico riguroso y
coherente. Finalmente, la Cumbre de Estocolmo sobre el Medio Ambiente en 1972,
consagró el uso de ecología en su
actual acepción amplia, como el estudio de las relaciones entre el hombre y la
naturaleza. El concepto se incorporó rápidamente al lenguaje común, y al mundo
de interés de la vida social y política. Se multiplicaron los documentos, las
reuniones internacionales, al mismo tiempo que los problemas medioambientales adquirieron
una dimensión global, como el cambio climático, la desertización, la
preocupación por el agua potable, los gases de efecto invernadero, etc.
Brevemente se describen aquí
algunos conceptos de la ciencia ecológica, porque son de reciente elaboración y
por lo tanto, poco conocidos, o son usados con significados difusos.
Biosfera[2]. Se
denomina así la capa de unos 10 km de espesor, de aire,
tierra y agua donde se desarrolla la vida en nuestro planeta. En esta zona la
vida depende de la energía del sol y de la circulación del calor y los
nutrientes esenciales. La biosfera ha permanecido lo suficientemente estable a
lo largo de cientos de millones de años como para permitir la evolución de las
formas de vida que hoy se conocen. Contiene numerosos ecosistemas complejos que
engloban, en conjunto, todos los organismos vivos del planeta.
Ecosistema. “Por ecosistema se entiende un complejo dinámico de
comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que
interactúan como una unidad funcional”.[3]
Los entornos
terrestres y acuáticos se consideran ecosistemas,
para subrayar la noción de que se trata de un todo integrado. “Un sistema
es un conjunto de partes interdependientes que funcionan como una unidad y
requiere entradas y salidas. Las partes fundamentales de un ecosistema son los
productores (plantas verdes), los consumidores (herbívoros y carnívoros), los
organismos responsables de la descomposición (hongos y bacterias), y el
componente no viviente o abiótico, formado por materia orgánica muerta y
nutrientes presentes en el suelo y el agua. Las entradas al ecosistema son
energía solar, agua, oxígeno, dióxido de carbono, nitrógeno y otros elementos y
compuestos. Las salidas del ecosistema incluyen el calor producido por la
respiración, agua, oxígeno, dióxido de carbono y nutrientes. La fuerza
impulsora fundamental es la energía solar. Por último, en un nivel de
organización superior se encuentran las relaciones entre los diferentes
elementos o partes del ecosistema.”
Biodiversidad. En la Cumbre de la Tierra de 1992
realizada en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil), 157 Estados suscribieron el
Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (CBD). Desde
entonces, 188 países lo han ratificado.
El CBD define a la biodiversidad:
“Por diversidad biológica se entiende la variabilidad de organismos
vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas
terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos
de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre
las especies y de los ecosistemas.”
La biodiversidad incluye todos
los organismos vivos y su diversidad genética, un amplio y complejo conjunto de
ecosistemas y unidades de paisaje, así como los procesos que resultan de dicha
diversidad. Entre los procesos podemos mencionar a la fotosíntesis, los ciclos
de nutrientes y la polinización. Diferentes especies –plantas, animales, hongos
y microbios– interactúan en una variedad de procesos ecológicos para formar ecosistemas.
La biodiversidad tiene tanto valor porque la combinación de una diversidad de formas de vida y sus
interacciones con el medio ambiente han hecho que la Tierra sea un lugar
habitable para los seres humanos. La interdependencia entre las personas y la
biodiversidad es más evidente en ciertos pueblos indígenas, cuyos miembros
pueden llevar una vida de subsistencia debido en gran medida a la
biodiversidad.[4]
Servicios de los ecosistemas
Son los beneficios que los seres
humanos obtienen de los ecosistemas, y de los que se dan algunos ejemplos:
servicios de provisión (alimentos, fibras, recursos genéticos), de control
(control de la erosión, regulación del clima, polinización), culturales
(espirituales y religiosos, recreativos, educativos) y de soporte (formación de
suelos, producción primaria, ciclo de nutrientes).[5]
Recientemente se están haciendo avances para valorar
económicamente los servicios de los ecosistemas, y que esa valoración sea
tenida en cuenta al fijar los costos reales de bienes y materias primas.
Sistemas de soporte de
la vida
“Un sistema de soporte de la vida
es cualquier sistema natural o hecho por el hombre, que promueve la vida de la
biosfera de modo sostenible”. Su atributo fundamental es que juntos proveen
todas las necesidades requeridas para la vida humana. Engloban, por tanto, los
ecosistemas naturales y los sistemas sociales indispensables para la armonía social, la
seguridad, nutrición, salud, desarrollo económico y tecnológico. El hilo que
une a todos estos sistemas es que operan asociados a la conservación de los
recursos naturales.
El concepto de sistemas de soporte de la vida de la Tierra
está tomado del documento Agenda 21, de la Cumbre de Río de 1992. Con ese
sentido se ha creado una enorme enciclopedia virtual: la Encyclopedia of life support systems (www.eolss.org),
apoyada por la UNESCO. Se presenta como un compendio integrado de veinte
enciclopedias, equivalente a 600 volúmenes. Procura mostrar la interdependencia
entre las disciplinas y los aspectos transdisciplinares de la relación entre
naturaleza y sociedad.
Desarrollo Sostenible
En 1987 la Comisión Mundial de
Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas presentó el documento Our Common Future, también conocido como
Informe Brundtland, que hace un vibrante llamado de atención sobre la
degradación que sufre el ambiente natural del planeta por la acción humana.
En este documento se
define otro de los términos que adquieren una importancia capital en el mundo
actual: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Esta definición es universalmente aceptada, aunque contiene un alto
grado de ambigüedad. Por eso, es más práctica la descripción, también muy
difundida, del desarrollo sostenible, como aquél que suma tres componentes: el
desarrollo económico, el desarrollo humano y el cuidado del medio ambiente. En el uso del concepto puede
haber variaciones, propias de términos de significado amplio y de aparición
reciente, según se ponga el acento en
alguno de los tres componentes esenciales con los que se describe el Desarrollo
Sostenible. El triple resultado es un
conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres áreas:
·
Crecimiento
económico: el modo habitual es medirlo en términos de aumento del PBI.
·
Desarrollo
social: es desarrollo integral de las personas y de las comunidades.
·
Uso
prudente de los recursos naturales: para que puedan disfrutarlos las
generaciones actuales y futuras.
El Desarrollo Sostenible tiene una carga de
valores muy grande, porque se vincula al objetivo de un mundo en el que reine
la justicia en la distribución de los bienes materiales, espirituales y
culturales.
Las Naciones Unidas, por su parte, han tratado de concretar metas de Desarrollo Sostenible en los
Objetivos de Desarrollo del Milenio[6],
con los que se pretende, entre 1990 y 2015, reducir la pobreza y el hambre,
superar inequidades, universalizar la educación primaria,
garantizar la sostenibilidad del medio
ambiente, promover el trabajo decente, etc.
La
palabra para designar en inglés este complejo concepto de desarrollo es sustainable, pero en castellano hay
alternativas y matices: sostenible y sustentable se usan y se seguirán usando
con el mismo sentido, aunque seguramente la expresión que se impondrá es
desarrollo sostenible.
Se
habla de sustainable development como
un proceso de desarrollo económico, humano y medioambiental que puede
mantenerse sin depender de asistencia externa, porque las personas crecen en
sus capacidades y no se dilapidan los recursos naturales. Se trata de un
desarrollo sostenible en el tiempo.
La
última versión del Diccionario de la Real Academia recoge la definición de desarrollo sostenible, con casi las
mismas palabras que lo hiciera en su momento el Informe Brundtland, y han tomado debida nota de ello un número creciente de
organizaciones e individuos en todo el mundo de habla española, bajo el
liderazgo de la mencionada División de Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas.
2. Desacuerdos
sobre el concepto de ecología
Hasta
aquí se ha tratado de describir los conceptos fundamentales de la ecología, que
por su racionalidad
parecen ser aceptables para todos. Sin embargo, subyacen profundas diferencias,
de carácter antropológico, con respecto a cómo entender las relaciones del
hombre con la naturaleza, que tienen inmediatas repercusiones prácticas. Según
Jesús Ballesteros, hay tres posturas divergentes[7]:
a)
Antropocentrismo tecnocrático: el hombre independiente de la
naturaleza.
Es la
perspectiva del racionalismo y del empirismo, iniciados por Descartes
(1596-1650) y Francis Bacon (1562-1626). Los postulados principales en relación
con el tema son:
- el
conocimiento sirve para dominar a la
naturaleza. Tanto el cuerpo humano como el mundo son objetos, y el hombre
dispone de un dominio absoluto sobre ellos.
- creen
en el mito del progreso, que lleva a pensar que los recursos son ilimitados
para el hombre.
- las
cuestiones ecológicas se resuelven con la ciencia y las aplicaciones técnicas;
por lo tanto, no hay ninguna consideración ética relevante.
Esta corriente de
pensamiento se tradujo en la actitud dominante en el mundo empresarial y
tecnológico, que a partir de la revolución industrial explotó los recursos
naturales sin cuidado ni previsión de los efectos negativos que se producían
sobre el medio ambiente y sobre la misma calidad de vida y dignidad de las
personas.
Todavía hoy se siguen repitiendo algunas de esas
escenas del pasado en las minas de carbón de China. Muchos accidentes ocurren en minas ilegales,
en las que los propietarios y funcionarios locales no cumplen los
procedimientos de seguridad (BBC, 21.I.08). En los comienzos del Siglo XIX en
bastantes lugares del mundo todavía se explota a las personas y a los recursos
naturales para maximizar el beneficio económico de algunos.
b) Biologismo: el hombre es
solamente un animal más desarrollado.
Consideran al
hombre como un elemento más de la biosfera, sin dignidad superior. Darwin y
Spencer, a mediados del S. XIX opinaron que la
teoría de la supervivencia de los más aptos se da también entre los
seres humanos, indefectiblemente.
Una ejemplificación
de esta visión la explica James Lovelock (1919-): "si concebimos el mundo
como un superorganismo del que formamos parte (no como propietarios, ni
inquilinos, ni siquiera pasajeros) podríamos tener por delante un tiempo largo
y nuestra especie podría sobrevivir su tiempo asignado"[8]. Este científico
inglés formuló la que denominó Teoría de Gaia en la década de 1970, según la
cual la Tierra, sus rocas, océanos, atmósfera y todos los seres vivos son parte
de un gran organismo, que evoluciona a través del vasto tiempo geológico.
De la Teoría de
Gaia, la diosa Tierra de los griegos, a la Ecología Profunda –Deep Ecology– no hay más que un paso.
Consideran al hombre como el principal depredador, que especialmente en
Occidente ha tenido siempre una actitud de explotación de la naturaleza, ahora
exacerbada por el estilo de vida consumista y el crecimiento demográfico.[9] Para evitar una
catástrofe en el planeta, proponen disminuir la población, utilizando medios
incompatibles con la dignidad de la persona, y volver a una relación con la
naturaleza como la de los buenos salvajes. El cientificismo contemporáneo
promueve esta concepción, con diversos matices, desde los más variados ámbitos:
organismos internacionales, seguidores de la New Age y de diversos panteísmos,
universidades o clubes de millonarios
como el que nuclea Bill Gates.
c) Ecologismo personalista: el hombre es parte
de la naturaleza, imagen de Dios, y administrador de la naturaleza.
- el
hombre es superior a la naturaleza material, pero depende de ella, por lo que
le debe una actitud de solidaridad y benevolencia; su dominio no es abusivo, es
cuidador y administrador de la naturaleza, participando así en el gobierno
providente de Dios.
- el
Ecologismo personalista critica el consumismo y el estilo de vida hedonista, y
propone una actitud ante la naturaleza no sólo utilitarista, porque ella es
fuente de gozo estético y de perfección espiritual.
- ante
el catastrofismo de algunos ecologistas extremos, plantean una visión optimista
fundada en las capacidades humanas, como por ejemplo Ramón Llamas, miembro de la
Real Academia de Ciencias de España: “Lo que hay es una crisis de mala gestión. Malthus predijo hace
doscientos años que ahora estaríamos casi todos desaparecidos. Han pasado
doscientos años y lo que Malthus no tuvo en cuenta es algo tan importante como
el ingenio humano. Hoy en día vive en este planeta un número de personas seis veces
superior al de hace doscientos años y estamos mucho mejor.” [10]
Además de
estas diferencias con motivo de enfoques antropológicos divergentes, la
utilización de la ecología como medio para logros políticos también hace a
veces difícil lograr acuerdos sobre la conservación del medio, dado que entran
otros intereses en juego.
3. Algunos dilemas ecológicos: la cuestión
ética, antropológica, estética, científica y teológica
Se ha
expuesto una síntesis sobre las tres visiones con las que a lo largo de la
historia se han planteado las relaciones del hombre con la naturaleza. Parece
pertinente ahora volver sobre las mismas cuestiones pero desde un punto de
vista vivencial, que es cómo las personas se plantean su relación con el medio
ambiente natural.
La cuestión ética: dilucidar si el hombre es un depredador
y destructor de la Tierra o el constructor que la perfecciona[11]
El planeta muestra muchas heridas, causadas por la avaricia
o la negligencia de generaciones de poderosos o pequeños empresarios, que
explotaron sus riquezas naturales sin el menor cuidado. En otros casos el
daño fue causado por el desconocimiento
de los efectos negativos que podían
tener las propias acciones. Pero al mismo tiempo, en la sociedad ha ido
arraigando la convicción de que la naturaleza requiere respeto y atención. Y ya
pueden verse magníficos ejemplos de purificación de ríos contaminados, recuperación de tierras desertizadas, y
remediaciones de pasivos ambientales. En otros casos la acción humana
avanza haciendo habitables sitios que antes fueron inhóspitos, se plantan
bosques donde nunca creció una hierba, se valorizan paisajes con obras bien
pensadas que acentúan la belleza natural.
Ante estas comprobaciones, parece
evidente que el hombre tiene la capacidad de actuar bien o mal con relación a
la Naturaleza. Es por tanto una postura ética la que define la relación de la persona
con el mundo natural[12]. El esfuerzo de muchos es el que puede lograr
que en la sociedad se consoliden y avancen los valores y los conocimientos que
harán posible, no sólo preservar, sino remediar los daños antiguos y mejorar el
medio ambiente. Es una visión realista de las capacidades del hombre aquella
que confía en que se puede perfeccionar el planeta con la acción humana, en
lugar de degradarlo. Pensar que el hombre es solamente depredador es fruto de
una visión antropológica reducida, que desconoce la libertad humana y su
consiguiente capacidad de actuar éticamente, conforme a valores. La
consecuencia extrema de esa percepción reduccionista, es la que sostienen
algunos activistas de la deep ecology,
que quieren prohibir al hombre que mancille con su acción el santuario natural.
La cuestión antropológica: la interdependencia que se
observa entre el mundo humano y el mundo natural no es simétrica.
El hombre tiene absoluta prioridad sobre el mundo natural[13].
La dignidad de la persona es de un nivel muy superior al del mundo natural. La
naturaleza está al servicio del hombre, aunque no de modo absoluto, porque debe
hacer buen uso de ella. No la puede destruir ni mal usar o abusar a su antojo.
El hombre tiene una responsabilidad con las generaciones futuras, para
conservar la riqueza del planeta en la mayor medida posible. Con esta
perspectiva antropológica, su responsabilidad en cuanto a la conservación de la
naturaleza, por lo tanto, es en primer término con las generaciones actuales y
futuras, y luego con las cosas mismas.
La cuestión estética: aunque el hombre no sea siempre
depredador, por motivos estéticos se podría desear que haya sitios en la Tierra
que se conserven con su belleza y esplendor originales.
Para el hombre de la actual
generación, poder contemplar algo absolutamente natural, sin artificio alguno,
causa un impacto extraordinario. Hay paisajes que despiertan la emoción
estética hasta producir un nudo en la garganta, por la grandiosidad, las
lejanías, la explosión de formas y colores y esa sensación de estar
contemplando la belleza original del Paraíso, cuando la mirada de Dios se
detuvo en lo que había creado y “vio que era bueno”.
Parece conveniente conservar esos
escenarios especiales, porque el impacto de su esplendor natural hace
experimentar la íntima unión de la belleza con la verdad y el bien y mover a la
reflexión profunda, lo mismo que producen
las obras auténticas del arte humano. Como estas obras de arte inmensas
superan toda posibilidad de creación humana, se intuye que algún artista más
grande y genial pasó por aquí desplegando su maestría. ¿Y por qué dejó en estos
paisajes sus obras, sino porque su bondad le movió a regalarlas a la criatura
humana para su disfrute?
También se puede reconocer que
otros paisajes no tienen los mismos efectos. Pueden ser extensiones de
meseta desierta o de puna, de quebradas y montañas, de pajonales y praderas,
como hay innumerables kilómetros cuadrados a lo largo y a lo ancho del planeta.
Fragmentos de la tierra y del mar que hay que cuidar con responsabilidad, pero
que no detentan la singularidad con que se distingue la obra maestra.
La cuestión utilitaria: económica y tecnológica y aún
científica.
Hay
territorios, sobre todo reservas naturales, en los cuales casi no se han
alterado externamente los ecosistemas y
la biodiversidad natural. Son escenarios que permiten estudiar y aprovechar científicamente esos
ecosistemas y conservarlos como reservorio genético.
“El
hecho de que la materia lleva en sí una estructura matemática, está llena de
espíritu, es el fundamento sobre el que se basan las modernas ciencias de la
naturaleza. Sólo porque la materia está estructurada de manera inteligente,
nuestro espíritu es capaz de comprenderla y de remodelarla”, dice Benedicto XVI.[14]
Y Francis S. Collins, director del Proyecto del Genoma Humano, ha escrito: “El
lenguaje de Dios ha sido descifrado”.[15]
Cabe
preguntarse ¿cuánta naturaleza hay que conservar intacta para el estudio científico?
Pareciera que hay que conservar lo que sea necesario para asegurar la
integridad del estudio. No más, porque esos territorios pueden servir para el
bien común, a través de su explotación, que debe reunir la condición de ser
económica, ambiental y socialmente responsable. Otros dirán que hay que
conservar la mayor cantidad posible de áreas naturales protegidas, cuanto más
grandes mejor, y procurando su interconexión.[16]
Son decisiones que se deberían tomar después de los estudios científicos
pertinentes –que son la precondición-, pero con un criterio ético: qué es lo
más conveniente para el bien común de los habitantes, en primer lugar de las
comunidades cercanas, y luego de las
generaciones actuales y futuras.
La cuestión teológica: los que tienen fe deben afrontar la
pregunta de cómo pensó Dios que se debían relacionar el hombre y el mundo que
había creado.
En muchas ocasiones se ha referido el Papa Benedicto XVI a
que la naturaleza tiene una estructura inteligente, que procede del mismo Dios
creador de nuestra inteligencia. Esto “implica al mismo tiempo una tarea y una
responsabilidad. En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra
responsabilidad con la tierra. No es simplemente una propiedad nuestra, de la
que nos podemos aprovechar según
nuestros intereses y deseos. Es más bien don del Creador, quien ha diseñado los
ordenamientos intrínsecos y de este modo nos ha dado señales de orientación que
debemos respetar como administradores de su creación”.
En este punto Benedicto XVI explica que como el cosmos
refleja el espíritu creador, sus estructuras racionales llevan en sí una
orientación ética: Dios, a través del lenguaje de la creación, indica el camino
recto. El hombre debe cuidar la tierra, el agua, el aire, como dones que
pertenecen a todos. Y la
Iglesia tiene que cuidar también al hombre contra su propia
destrucción. “Es necesario que haya algo como una ecología del hombre,
entendida en el sentido justo”[17].
SEGUNDA PARTE: LOS EFECTOS DEL CONSUMISMO SOBRE
EL PLANETA[18]
4. Los patrones
insostenibles de producción y consumo
El deterioro del medio ambiente del planeta tiene una causa
principal: los patrones insostenibles de producción y consumo. La toma de
conciencia acerca de las consecuencias desastrosas del cambio climático y del
calentamiento global ha movido a la sociedad a replantearse la manera de
vincularse con el medio ambiente y a examinar con mayor rigor los modelos de
producción y consumo, tanto personales como corporativos y estatales. Seguir excediéndose en el uso de los medios
que ofrece el planeta no es una opción viable a largo plazo, no sólo para el
planeta, sino principalmente para el hombre y la sociedad.
La historia posterior a la Revolución Industrial muestra que el
desarrollo industrial y tecnológico ha sido la fuente del crecimiento de las
economías y que el objetivo de los gobiernos fue mejorar la calidad de vida y
el bienestar de las personas a través del aumento del consumo de bienes y
servicios. Las actividades productivas y en especial el desarrollo industrial,
se multiplicaron desde el siglo XIX. Las medidas impulsadas a partir de la
década de 1930, llevaron a los países a promover el crecimiento del consumo, lo
que significó la reactivación de la
economía : incremento de la demanda, aumento de la oferta,
desarrollo industrial y creación de empleo. Sin embargo este modelo trajo
consigo consecuencias en las personas y sus estilos de vida. Se generó una sociedad
consumista donde el tener y comprar determinó una posición dentro de la
sociedad. Este modelo de desarrollo de las actividades productivas, en especial
las industriales, llevaba implícito el uso y explotación de los recursos
naturales, sólo limitados por tenues medidas de preservación medioambiental,
que variaban según los países.
Los límites de este modelo de desarrollo se pusieron en evidencia en los
últimos 50 años. Paralelamente a las crisis económicas que fueron surgiendo,
comenzó a mostrarse cada vez con mayor fuerza el deterioro ambiental que estaba
produciéndose. El debate ambiental generado entre 1960 y 1980 estuvo centrado
en la preocupación por el creciente uso de recursos no renovables. En los ´80 y
´90 el debate se trasladó a otros factores: la contaminación, el calentamiento
global, la pérdida de biodiversidad y de recursos naturales, entre otros.[19]
Los países más ricos del mundo han consumido en el siglo XX más materia
prima y recursos energéticos no renovables que toda la humanidad a lo largo de
su historia y prehistoria. En especial son estos países los que poseen la mayor
responsabilidad en el deterioro ambiental: el 15 % de la población mundial que
vive en los países de altos ingresos es responsable del 56% del consumo total
del mundo, mientras que el 40% más pobre en los países de bajos ingresos es
responsable solamente del 11% del consumo. En los países desarrollados que sólo
poseen una cuarta parte de la población mundial se
consumen alrededor del 70% de los recursos de la Tierra.[20]
La
Declaración de Río en el Principio 8 expresa: “Para
alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían
reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y
fomentar políticas demográficas apropiadas”.[21] En el capítulo cuarto de la Agenda 21, Plan de Acción para el Desarrollo Sostenible
aprobado en la Cumbre de Río, se afirma que “la causa más importante del deterioro del medio ambiente global son
los patrones insostenibles de consumo y producción particularmente en los
países industrializados”.[22] Luego, en 1995 la Comisión de Naciones Unidas para el Desarrollo
Sostenible adoptó oficialmente la siguiente definición para el Consumo
Sostenible: “El uso de servicios y productos relacionados que responden a
las necesidades básicas y conllevan una mejor calidad de vida, minimizando el
uso de recursos naturales y materiales tóxicos así como también la emisión de
residuos y contaminantes sobre el ciclo de vida, de tal forma que no haga peligrar
las necesidades de las futuras generaciones.”[23]
5. Consumismo y consumo no
sostenible
El consumo es propio del organismo humano y de toda época,
mientras que el consumismo es una adquisición o una característica de una
sociedad histórica concreta, y por lo tanto no es inherente a la naturaleza
humana. La sociedad posmoderna tiene como una de sus características el
consumismo.[24] Consiste en un estilo de vida que tiende a
consumir siempre más, sin control, y por supuesto sin responsabilidad hacia los
efectos que produce sobre la ecología y en relación con los que menos tienen.
Mientras el consumismo se refiere a un estilo de vida, el Consumo no
Sostenible hace referencia a consumos concretos; una persona puede consumir
insosteniblemente sin caer por ello en el consumismo. Por ejemplo, una persona
que posee una heladera obsoleta que consume mucha energía (consumo no
sostenible) pero a su vez es una persona austera, no consumista.
6. Los efectos sobre el planeta
Es preciso exhibir una visión general de los efectos que los
patrones actuales de producción y consumo generan en el medio ambiente, como
así también los retos que deberá enfrentar la población mundial en los próximos
años.
Según el Manual de Educación para
un Consumo Sostenible desarrollado por el programa Jóvenes por el Cambio
dependiente de la UNESCO y UNEP, el planeta pierde cada año una superficie
de tierra fértil más o menos del tamaño de Irlanda, como resultado de la
sobreexplotación del suelo y la deforestación. Los datos del Fondo Mundial para
la Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés) muestran que un ciudadano
medio en el mundo requiere 2,3 hectáreas para producir lo que consume cada
año y depositar los residuos que genera. Eso supone un 40% más de lo que es
sostenible. Si se habla de un europeo, el mismo necesita el doble de la
superficie mencionada, los estadounidenses, 25 veces más. Por el contrario, los
ciudadanos de Bangladesh utilizan tan sólo la tercera parte de dicha
superficie. Esto indica claramente el desequilibrio del consumo, el cual está
muy por encima de los niveles sostenibles en los países desarrollados y muy por
debajo de lo necesario en los países subdesarrollados.
Además de la contaminación de la tierra, los hábitos de
consumo actuales también contaminan el aire. La flota de automóviles, que es
considerada como parámetro de crecimiento y progreso de las economías, puede en
muchos casos ser contraproducente. Si bien los automóviles son esenciales en la
vida moderna, también es correcto afirmar que el mal uso que se hace de ellos
genera graves problemas ecológicos. El 80% de los automóviles en el mundo
pertenecen al 20% de la población mundial, principalmente en los países
desarrollados. Hay más automóviles en Los Ángeles que en la India, China,
Indonesia, Pakistán y Bangladesh juntos. Las emisiones de CO2 están
contaminando ciudades a niveles críticos y las calles se encuentran severamente
congestionadas por el volumen del tránsito. Las emisiones de este gas en EE.UU.
sumaron un total de 291 millones de toneladas en 1997, lo que excedió el total
de emisiones generadas en casi todo el mundo.[25]
Un nuevo concepto que está siendo usado por
científicos, empresas, gobiernos e individuos comprometidos con el cuidado del
medio ambiente es el de la Huella
Ecológica. En 1990 Mathis
Wackernagel y William Rees de la Universidad de la Columbia Británica
desarrollaron este parámetro que mide cuánta área de la tierra y del
agua requiere una población humana para producir el
recurso que consume y para absorber sus desechos usando la tecnología
prevaleciente. En su portal Web puede encontrarse información sobre el
denominado “Sobregiro Ecológico” que significa que los recursos se
convierten en deshechos más rápidamente que los desechos se convierten en
recursos.
Hoy la humanidad utiliza el equivalente de 1,3
planetas cada año, es decir que ahora la tierra tarda un año y cuatro meses
para regenerar lo que el hombre utiliza en un año[26].
La ONU sugiere que si las tendencias actuales de la población y del consumo
continúan, para el año 2050 se necesitará el equivalente a dos tierras, en
cambio si se toma conciencia de los brutales efectos negativos del consumo
actual y se reducen rápidamente los niveles del mismo, se podría volver a una situación normal donde se utilizan las capacidades
reales del planeta.
Gráfico I: Sobregiro Ecológico
Fuente: The Ecological Footprint
Algunos de los efectos más notables que se
atribuyen al sobregiro son: el colapso de las industrias pesqueras, disminución
de la cubierta forestal, agotamiento de los sistemas de agua potable, la
acumulación de contaminación y el cambio del clima global.
El sobregiro también puede contribuir a los
conflictos y guerras sobre los recursos naturales, las migraciones masivas, el
hambre, la enfermedad y otras tragedias humanas; además tiende a tener un impacto desproporcionado en los
pobres, quienes no pueden comprar
su salida del problema consiguiendo recursos de otras regiones.[27]
7. Desigualdad en materia de huellas ecológicas: niveles de emisiones y
población.
Para la contabilidad mundial del carbono, el
mundo es un solo país. La atmósfera de la Tierra es un recurso común sin
fronteras. Las emisiones de gases de efecto invernadero se mezclan libremente
en la atmósfera a lo largo del tiempo y el espacio. Para los efectos del cambio
climático, no hay diferencia en que la tonelada marginal de CO2
provenga de una central eléctrica alimentada con carbón o de automóviles o de
la pérdida de sumideros de carbono en los bosques tropicales.
Sin embargo, la contabilidad global revela
grandes variaciones en las contribuciones al total de las emisiones, desde
diferentes regiones. Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2007/2008 de la
UNDP, todos los países en desarrollo juntos generan la misma cantidad de emisiones
de CO2 que los países de la OCDE (integrada por los países más
desarrollados del mundo), aunque la población de estos últimos representa sólo
un 15% de la población mundial frente al 79,4% que representan los países en
desarrollo. Otro gráfico de la misma fuente indica lo mismo, pero comparando
Europa central y oriental más los países de la ex Unión Soviética frente a
América Latina y el Caribe. En él se observa que el primer bloque de países
emite alrededor del 11% de las emisiones mundiales de CO2, siendo su
porcentaje de la población mundial un 6,4%.A diferencia de la incongruencia
observada en otros países, la Argentina mantiene un cierto equilibrio entre
ambos indicadores: aproximadamente el 0.5 % de población y de emisión de CO2.
¿Cuáles son las implicancias de las emisiones de
estos gases de efecto invernadero? En la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en Copenhague en diciembre de 2009
(COP 15), se evidenciaron dos tipos de cuestiones. La primera es de carácter
científico, y se la puede resumir
diciendo que hay opiniones fundadas y encontradas, pero “la opinión más común
entre gran parte de los científicos es que se está produciendo un calentamiento
global y que ese calentamiento se debe principalmente a la acción del hombre, a
través del aumento del CO2 en la atmósfera”.[28]
La segunda cuestión es de carácter ético, y se manifiesta en que los países en
vías de desarrollo no admiten hacer más lento su desarrollo usando fuentes de
energía menos contaminantes pero más caras. Entienden que el problema ecológico
fue producido por los países desarrollados, que ahora deberían compensar
económicamente a los países pobres, en lugar de encarecer su proceso de
desarrollo. Esta postura ha tenido un reconocimiento en el Documento de Cancún
sobre el Cambio Climático, del 10-XII-10, que fija la erradicación de la
pobreza y el desarrollo social como la prioridad para estos países, y no la
reducción de dióxido de carbono, como es lógico.
8. ¿Cómo seguir?
La población mundial
está creciendo y se estima que mucha gente estará sumándose a la clase media en
los años venideros[29], lo que implica que
mayor cantidad de personas estarán aspirando a un estándar de vida superior. En
consecuencia, el consumo de la población mundial indefectiblemente cambiará. La
clave está en determinar de qué manera cambiará: ¿seguirá creciendo
desmedidamente como hasta hoy, con el despilfarro de los países desarrollados
y las aspiraciones de los países en
desarrollo de alcanzar los niveles de consumo de los primeros? o ¿tomará el
hombre finalmente conciencia de que debe cambiar sus estilos de vida y
principalmente de consumo, para preservar el planeta?
A fin de alcanzar un
futuro sostenible, el mundo necesitará lograr dos objetivos de manera conjunta:
mayor desarrollo humano y menor impacto ecológico. Frente a las
tragedias humanitarias y a las evidencias del deterioro ambiental, se puede
adoptar una postura pesimista o, por el contrario, asumir que verdaderamente el
mundo posee el conocimiento, la ciencia, la tecnología, las habilidades y los
recursos financieros necesarios para revertir esta situación, comenzando a
modificarla de inmediato.
Este cambio requiere de la participación de
todos: Estados, sociedad civil, empresas, universidades, medios de comunicación,
deberían ser socialmente responsables en su accionar, aportando desde su lugar
al desarrollo sostenible del mundo.
TERCERA PARTE: EL MEDIO AMBIENTE EN LA ARGENTINA
9. La situación
actual
La situación del medio
ambiente en la Argentina no presenta un panorama muy diferente al del resto del
mundo, en especial al de muchos otros países en desarrollo. Si bien algunos problemas no son resolubles
sin una efectiva acción mundial coordinada, otros pertenecen al ámbito
nacional. Se describen a continuación algunas áreas sensibles para el cuidado del
medio ambiente en la Argentina, con sus características locales más
importantes.
- energía y artefactos,
- vivienda,
- territorio,
forestación y paisaje
- alimentos,
- transporte,
- residuos, basura y
contaminación,
A. Energía y
artefactos
La demanda de energía
crece a una elevada tasa anual a causa del aumento vegetativo de la población y
del desarrollo y uso de nuevas tecnologías, principalmente para el confort y
para los sectores más ricos de la población. Pero no se han emprendido obras de
equipamiento eléctrico en la escala necesaria, y lo que se ha hecho se basa en
la construcción de centrales de pequeña potencia y con baja competitividad
económica, usando casi únicamente recursos naturales no renovables
(hidrocarburos: petróleo, carbón y gas),
y desestimando la construcción de centrales hidroeléctricas de base, que
pueden utilizar amplios recursos hídricos aún sin explotar. Las centrales hidroeléctricas son
las menos polutantes del medio ambiente y no implican consumo de recursos no
renovables; operan en el Sistema Interconectado Nacional (SIN) en forma
permanente (como base) aprovechando al máximo la disponibilidad hídrica, y se
recurre como semi base, semi punta y punta, a las centrales llamadas térmicas
convencionales (que consumen hidrocarburos) para suplir lo que la
hidroelectricidad no alcanza a cubrir, minimizando así el consumo de los
recursos no renovables. Las centrales nucleares se diseñan también para operar
como base, debido a que técnicamente conviene que lo hagan al máximo de su potencia durante todo el tiempo posible,
pero son una alternativa cuestionable por los riesgos que entrañan (casos de
Chernobyl y Japón) y por sus desechos radiactivos.
Las centrales basadas en la energía solar y
eólica constituyen una alternativa no desarrollada sino en una mínima
proporción, a pesar de que no consumen recursos y no contaminan el medio
ambiente. Tanto la industria como la vivienda y los
artefactos eléctricos consumen altas cantidades de energía y no se han
desarrollado ni utilizado materiales, tecnologías ni productos de alta
eficiencia y bajo consumo, lo que permitiría ahorrar electricidad sin menoscabo
del confort. Por otra parte, para
paliar el desempleo en la crisis económica actual, se ha estimulado a la
industria y comercio de electrodomésticos, muchas veces superfluos, con el
consiguiente aumento del consumo energético y el resultante incremento de la
polución y del uso de recursos naturales no
renovables.
B. Vivienda
La falta de vivienda es
otro gigantesco problema relacionado con lo social, lo económico y lo político,
que afecta gravemente la dignidad de millones de personas, y contribuye a la
degradación del medio ambiente En plena
década de 1960 se evaluaba ya el déficit de viviendas en un millón y medio en
todo el país, con su mayor parte concentrado en las grandes ciudades. La causa de este déficit, que aumenta de año
en año, no es solamente el crecimiento vegetativo de la población, sino las
migraciones internas hacia las ciudades por la falta de trabajo en gran parte
del interior del país y la entrada de extranjeros que compiten con la mano de
obra local a costos y condiciones que rayan con la llamada esclavitud moderna.
También la pobreza, alojada mayormente en los cinturones de las grandes
ciudades y hasta dentro de ellas, en las llamadas villas miseria o de
emergencia, es causa de hacinamiento, insalubridad, delincuencia, tráfico y
consumo de drogas. Esto produce además
una fragmentación de los estratos sociales por la desigualdad entre pobres y
ricos, lo que conspira contra una integración racional de las clases sociales,
económicas y culturales. Los
presupuestos estatales destinados a la construcción de viviendas no alcanzan a
cubrir ni siquiera un mínimo de la demanda, lo que se agrava por la ausencia de
políticas crediticias adecuadas. El problema no sólo alcanza a las clases
económicas más bajas, sino que ya acucia también a la clase media.
C. El territorio, la
forestación y el paisaje
En una lenta y
progresiva degradación, el territorio de varias provincias del centro y
noroeste argentino se ha ido desertizando; los antiguos bosques naturales y el
monte fueron siendo destruidos por el uso indiscriminado de los recursos
forestales, sin que éstos fueran repuestos mediante una reforestación
racional. Viajeros cuyos relatos, desde
el tiempo de la colonia hasta comienzos del siglo XX, hablan de este monte del
centro y norte argentino, rico en ejemplares y en biodiversidad, muestran inequívocamente
que la tala indiscriminada ha sido una de las principales causas del
empobrecimiento de varios territorios provinciales que eran tierras feraces,
productivas y perfectamente habitables.
En las provincias de Santiago del Estero, Catamarca,
La Rioja, Salta, Jujuy, San Juan, parte de Córdoba, San Luis y Mendoza, el
deterioro ambiental se inició con la tala de especies autóctonas evolucionadas
y desarrolladas a lo largo de milenios, para usarlas como madera para hacer
fuego, después para carbón vegetal para las locomotoras en tiempos en que la
Segunda Gran Guerra cortó el suministro de antracita europea (carbón mineral),
para durmientes con las mejores maderas duras para el tendido de líneas
férreas, luego para postes para alambradas en los campos , y por último para
la fabricación de muebles. A ello se suma en la época actual el desmonte total
de extensas áreas de monte y bosque para siembra extensiva de plantas
productoras de granos (principalmente soja).
Hay zonas que sufren la paulatina disminución del
agua, tanto por la reducción de lluvias y nevadas como por el agotamiento de
los acuíferos subterráneos, causas que conducen a la inutilización o menor
rendimiento de miles de hectáreas antes aptas para el cultivo mediante riego. Técnicas más recientes, que reemplazan el
riego por gravedad (mediante inundación o surcos) por el riego por goteo y por
caño poroso, están siendo desarrolladas y utilizadas,
pero todavía su costo es alto y no siempre accesible a los pequeños productores
agrarios. Hay zonas en las provincias de
escasas precipitaciones pluviales o carentes de ríos caudalosos, que han visto
secarse sus acuíferos subterráneos sin poder continuar sus métodos
tradicionales de cultivo, y hasta han visto agotarse el agua para el consumo
humano. El
paisaje, tanto el antrópico (urbano y rural), como el natural, sufre además ese
deterioro, y se van perdiendo entornos físicos, paisajísticos, visuales,
climáticos, edáficos y de condiciones humanas vivenciales. El paisaje natural que acompañó al ser humano
durante milenios, fue transformándose primero en un paisaje natural-cultural,
luego en paisaje cultural, pero en el presente se asiste a una nueva forma de
paisaje, llamada paisaje cultural-residual, por los desechos de todo tipo
volcados al mismo. Los asentamientos urbanos crecen y
crecerán aún más, y las ciudades no poseen suficientes pulmones verdes para el
uso de la población.
Una necesidad profunda del ser humano es el
contacto con la naturaleza, y se va haciendo evidente que la destrucción,
degradación o alejamiento de la misma produce serios trastornos físicos,
psíquicos y espirituales, lo cual afecta lo que se puede llamar específicamente
Ecología Humana.
D. Transporte
Para el transporte,
especialmente en las áreas urbanas y suburbanas de gran extensión y densa
población, sigue fomentándose el uso del automóvil particular, que crea en las ciudades y sus
alrededores enormes congestiones de tránsito y representa un alto consumo de
hidrocarburos, causando la polución y contaminación del aire, además de la
sonora. Para aumentar la tasa de empleo y acrecentar la economía en la actual
coyuntura de crisis económica y social, se promovió la fabricación de
automóviles, casi todos de alta gama, de gran cilindrada y velocidad, no
acordes con el uso que se hace de los mismos.
Muchos de estos automóviles, diseñados para transitar en caminos rurales
o difíciles, son utilizados innecesariamente en las ciudades; están hechos para
desarrollar altas velocidades, no acordes con las vías de comunicación
existentes, y causan gran parte de los accidentes que siegan vidas y producen
daños físicos y materiales. En las
ciudades circulan cientos de miles de automóviles particulares ocupados por una
o dos personas, en lugar de priorizar los medios de transporte colectivo como
el tren, el subterráneo y los ómnibus, y en lo individual para recorridos
cortos, la bicicleta. No existe en el
mercado argentino producción de vehículos económicos, de baja cilindrada y poco
consumo de combustible, que sean accesibles a la clase media, ni tampoco se
alienta el desarrollo y la producción de medios de transporte basados en
energías alternativas (solar, biomasa, etc.). Se planifican y hacen autopistas principalmente para los automóviles, con elevados costes, que
cortan la trama urbana, se construyen playas de estacionamiento a costa de
espacios verdes.
E. Los residuos, la basura y
la contaminación
La producción diaria de
basura en las grandes ciudades es otra importante causa de deterioro del medio
ambiente. Parte de la sociedad, alentada
por la publicidad y el
materialismo consumista, compra, mal usa y desecha gigantescas cantidades de
materia prima, convirtiéndola en residuos polutantes, materia que podría ser
utilizada más racionalmente y reciclada.
Esta costumbre, instalada no sólo en las clases económicas altas, está
consumiendo materia prima que no es renovable, haciendo cada vez más cara su
obtención o producción. Solamente en la Ciudad de Buenos Aires, se extraen
5.000 toneladas diarias de basura, que debe ser recolectada y transportada a
depósitos, y apenas una mínima parte de esos residuos se recicla; el resto
contamina cada vez mayores áreas de territorio y crea condiciones de alta
insalubridad.
CUARTA PARTE:
SOLUCIONES PARA EL FUTURO
11. Metas a alcanzar
en el año 2040
Como los problemas que sufre el
medio ambiente son locales pero dentro de un contexto global, es prudente tener
en cuenta las soluciones que se están ensayando en todo el mundo. Entre un
enorme abanico de ideas y acciones, se resumen a continuación las propuestas
del World Business Council for Sustainable Development, contenidas en el
documento Visión 2050, presentado en Nueva Delhi el 9 de febrero de 2009. Este
documento presenta una visión optimista y no catastrofista. A las preguntas de
cómo sería un mundo sostenible, cómo se podría alcanzar, y qué papel pueden
desempeñar el Estado, las empresas y los individuos para avanzar más rápido
hacia ese objetivo y alcanzarlo, Visión 2050 anima a replantear la producción,
los servicios y las estrategias mediante políticas y normativas necesarias para
orientar a la sociedad hacia una mayor sostenibilidad, cambiando los valores y
estilos de vida y los patrones de producción y consumo.
Se estima que la población del
planeta en el año 2050 será de 9.200 millones, a los cuales habrá que darle
acceso y medios para tener educación, atención sanitaria, movilidad, alimento,
agua, energía, vivienda y bienes de consumo.
La población urbana de duplicará, pero ya el mundo dispone del
conocimiento, la ciencia, las tecnologías, la capacidad y los recursos
financieros necesarios para encarar el cambio. Es oportuno mencionar aquí que
la búsqueda de soluciones ambientales no puede conducir a frenar el desarrollo
humano, con argumentos atemorizantes sobre catástrofes inminentes. Por ejemplo,
la crisis actual del agua potable “no es una crisis de escasez absoluta, sino
principalmente es una crisis de distribución del agua, de conocimientos y de
recursos”[30] Hay muchos problemas que requieren soluciones éticas, y no
sólo técnicas.
Numerosos son los aspectos
críticos a encarar:
- dar acceso a la educación y
promover un mundo solidario, con equidad y dignidad para todos,
- duplicar la producción
agrícola sin incrementar el uso del suelo y del agua,
- detener la deforestación,
- reducir a la mitad la emisión
de carbono,
- mejorar la eficiencia
energética,
- cambiar a sistemas de
generación de energía con bajas emisiones de carbono,
- proporcionar movilidad con
bajo consumo en carbono,
- multiplicar la eficiencia en
el uso de los recursos y los materiales.
Con esto se aspira a que
en 2040 se consuman sólo los recursos ecológicos de un solo planeta.
Se deberán crear nuevas
ciudades bajas en carbono y que no generen
residuos, basadas en un modelo de crecimiento y progreso que use
equilibradamente los recursos renovables y recicle los que no lo son,
erradicando la pobreza extrema que hoy existe en algunas regiones.
El gobierno de los países
deberá desarrollarse a nivel global, regional y municipal, capacitando y
guiando a los mercados y a los individuos, estableciendo límites y marcos que
fomenten la transparencia en la gestión y la inclusión de los ciudadanos,
deberá realizar planeamientos integrales y sistémicos para gestionar la
agricultura, la silvicultura, el agua, el transporte urbano, la energía y las
comunicaciones, mitigando las consecuencias del cambio climático, reduciendo las emisiones
nocivas con el uso eficiente de los recursos y energías limpias.
Deberán desarrollarse “diseños
circulares”, de ciclo cerrado, reduciendo la necesidad de extracción de
recursos naturales, haciendo así obsoleto el concepto de residuo. Los residuos deberán usarse como materia
prima, eliminando su almacenamiento en el suelo y volviéndolos a procesar. Esto conlleva crear una cultura de ahorro
energético y de materiales.
12. Qué medidas conviene
tomar en la Argentina, para que dentro de 30 años el medio ambiente no se haya
deteriorado aún más.
Con
respecto a los temas medioambientales más sensibles de la Argentina, que se han
diagnosticado más arriba, se presentan a continuación algunas propuestas.
A – Energía y artefactos
·
Desarrollar el parque
energético nacional interconectado (SIN) priorizando las centrales productoras
de energía hidroeléctrica, utilizando para ello todos los recursos hídricos
existentes (cursos de agua, etc.) antes de recurrir a los hidrocarburos
contaminantes o a la energía nuclear.
·
Desarrollar, en donde
éstas no existan o sean de baja aplicación o alto costo de instalación, le
energía solar y la eólica, que son más
aptas y de menor costo de operación para situaciones aisladas o de bajo requerimiento. Dichas fuentes energéticas son gratuitas y
renovables y no contaminan el aire ni el agua ni el suelo. Existen en Argentina estudios,
investigaciones, desarrollos y aplicaciones de dichas fuentes que muestran su
viabilidad. Estas y otras obras de
equipamiento requieren una previa planificación, que debe tener en cuenta las
proyecciones a futuro del crecimiento poblacional y del consumo, tomando las
previsiones presupuestarias con el tiempo de antelación necesario.
·
Fomentar fuertemente
la fabricación y uso de artefactos electrodomésticos para las necesidades
básicas y para el confort que optimicen el consumo eléctrico, desalentando en
lo posible los de lujo y la publicidad engañosa acerca de los mismos. La generalización del uso de los equipos de
acondicionamiento de aire (para frío y calor) ha creado un notable incremento
del consumo eléctrico, y su uso puede ser minimizado o reemplazado parcialmente
mediante métodos constructivos y
aislamiento térmico adecuado.
·
Crear una
legislación efectiva y de cumplimiento estrictamente fiscalizado para evitar
los a veces desmesurados valores ilegales que incrementan el costo de las obras
públicas por la corrupción en las contrataciones, trabajos y controles a las
mismas, incluidos los funcionarios responsables.
B – La vivienda
La construcción de viviendas es
quizá el punto más importante para dar a la población un espacio para una vida
digna y condiciones que mejoren todos los órdenes, desde la salud hasta la
disminución de la criminalidad y el uso de las drogas. Para ello son
absolutamente necesarias la planificación y la asignación de presupuestos en el
orden nacional, provincial y municipal.
Los créditos a personas reales
o a entidades para la construcción de viviendas deben ser considerados de alta
prioridad en las políticas de estado, con
intereses, pagos y plazos accesibles a la mayor cantidad posible de personas,
Paralelamente, dichos
créditos y su uso deben ser fiscalizados estrictamente de manera que no exista
posibilidad de estafa, abuso o malversación de los fondos asignados.
La construcción,
especialmente de viviendas, es uno de los factores más importantes para el
desarrollo armónico de un país o una comunidad, ya que además es creadora de
enormes cantidades de fuentes y puestos de trabajo, desde las actividades
extractivas hasta las de comercialización, equipamiento y servicios. A
diferencia de otros rubros, la construcción permite emplear personas con muy
diferentes niveles de instrucción y capacitación, por lo que abre puertas a una
muy amplia inclusión de categorías laborales.
No obstante ello, deben sumarse los medios educativos, de formación y
capacitación necesarios para elevar en todos los órdenes el desarrollo de las
personas, a través de escuelas, institutos, politécnicos, universidades,
sindicatos y otras instituciones educativas que impartan dicha formación y
capacitación.
Como el fenómeno de la
urbanización se extenderá, deberán crearse nuevas ciudades “verdes”, de diseños
“circulares”, con materiales y emisiones bajos en carbono y cero residuos. Una adecuada política de vivienda permitirá
eliminar las villas de emergencia y así contribuir a reducir fuertemente la criminalidad y el uso de las
drogas, si va acompañada por educación inclusiva y la posibilidad de trabajo
honesto.
C – El territorio, la
forestación y el paisaje
Se proponen algunas acciones concretas para promover el
respeto, mejoramiento y correcto uso de los recursos naturales y del medio ambiente:
·
implantar el
arbolado vial urbano en cuantas calles su ancho lo permita, mediante especies arbóreas de porte medio, follaje
caducifolio, resistentes a las plagas y con sistema radicular no invasivo,
erradicando de las aceras las especies exóticas existentes de gran porte y
follaje persistente, que son lo contrario a lo deseable.
·
utilizar los
espacios urbanos residuales existentes o posibles de expropiación para hacer en
ellos plazas y plazoletas forestadas para el uso comunitario.
·
Reducir o disminuir
notablemente la desertización de parte de varias provincias, la que puede ser
modificada mediante un Plan Nacional de Reforestación, basado en la plantación
de especies arbóreas nativas de cada región o subregión, que ya existían en
ellas antes de la conquista y colonización española.
·
La implementación de mecanismos como los bonos
verdes es un fuerte incentivo para la
financiación de proyectos forestales. En Argentina, varios de estos
proyectos fueron puestos en marcha a partir de la aplicación de los Mecanismos
de Desarrollo Limpio (MDL).
·
Es posible
mejorar considerablemente el paisaje, tanto el urbano como el rural, mediante
la planificación y el diseño, con todos los beneficios que ello
implicaría. En los desarrollos
urbanísticos destinados a vivienda, aplicar diseños que prioricen el empleo de
especies nativas o naturalizadas, ya que
éstas tienen mejor adaptación a las condiciones edáficas y climáticas y
requieren menor consumo de agua, permitiendo una racionalización del riego.
D – El transporte
·
Desalentar la
fabricación de automóviles de alta gama, gran cilindrada y de lujo,
desarrollando en cambio la de vehículos económicos basados además en el uso de
energías alternativas, principalmente eléctrica, solar y biomasa, que reemplacen el
enorme consumo actual de hidrocarburos contaminantes.
·
Desarrollar la fabricación de otros vehículos tales como la
bicicleta y el ciclomotor de baja cilindrada para uso urbano y hasta
suburbano. Existen diseños fácilmente
desarrollables o a crear de bicicletas que permitan el traslado de los
ciudadanos aún en condiciones climáticas o atmosféricas desfavorables sin
perjuicio de la seguridad o el confort (cabinas protegidas del frío y la
lluvia). El actual plan existente en la Ciudad
de Buenos Aires de bicisendas y préstamo de bicicletas dentro del perímetro
capitalino es un ejemplo que puede y debe incrementarse, mediante la creación
de numerosos puestos para las mismas, distribuidos estratégicamente en la
ciudad. La producción y uso de mini
automóviles eléctricos o con energía solar dentro de las ciudades reduciría
notablemente los inconvenientes causados por el masivo uso de los automóviles
actuales. Existen prototipos
perfectamente aplicables para ello, cuya fabricación crearía fuentes de
trabajo.
·
Desalentar el empleo
del automóvil para uso unipersonal, reemplazándolo por el uso colectivo para
los desplazamientos a mediana distancia, desde la vivienda hasta el lugar de
trabajo.
·
Crear estaciones de transferencia entre los
diferentes medios de transporte en aquellos puntos donde se haga el traspaso ,
limitando así fuertemente el ingreso del
automóvil a las áreas de microcentro y los cinturones urbanos: el tren y otros
medios de transporte colectivo suplen al
automóvil dentro de dichas áreas. Este
sistema es empleado en ciudades de otros países con éxito, donde las estaciones
de transferencia están equipadas con espacios para estacionamiento y los
ciudadanos pasan a los medios más adecuados para su traslado dentro de la
ciudad.
·
En la aviación se espera que el uso de los
biocombustibles aumente un 30% para el 2030, y que además optimice el consumo
con avances tecnológicos. Los biocombustibles comienzan también a ser usados en
los barcos y los trenes de alta velocidad.
E – Los residuos, la
basura y la contaminación, la educación y la publicidad
Los residuos, sobre todo
los urbanos, deben ser motivo de una educación ciudadana para crear una
conciencia ecológica, disminuyendo el consumismo y la contaminación. La separación de los materiales recuperables
y reciclables y su reutilización, que ya se hace en pequeña escala, debe ser la
norma. Debe crearse una cultura de
ahorro energético y de materiales, para lo cual la educación en todos sus
niveles es el instrumento necesario e imprescindible. La publicidad basada en el fomento del
consumo de objetos cada vez más complejos, costosos y muchas veces inútiles o
innecesarios, debe ser fuertemente desalentada. Adicionalmente, el packaging
y el diseño de los bienes se puede optimizar, para mejorar su funcionalidad y
facilitar luego su reciclaje (que se ha transformado en un negocio creciente).
Una nueva generación de productos y servicios se basan en la larga vida del
producto y el bajo uso de energía y materiales. Las industrias deberán ser
capaces de producir con ecoeficiencia: ahorrando agua, energía, emisiones y
basura.
CONCLUSIONES
De acuerdo con lo que se ha
expuesto a lo largo de este capítulo, el estudio y análisis de la Ecología
debería hacerse a partir de una perspectiva antropológica, en la que el hombre
detenta la primacía sobre el mundo material, en razón de la dignidad de su
naturaleza. Esta posición de privilegio le confiere el deber de cuidar y
administrar el medio ambiente con responsabilidad, para las generaciones
actuales y futuras. Un marco general que se impone internacionalmente para
considerar las cuestiones ecológicas es el del desarrollo sostenible,
reconociendo sus tres componentes esenciales: creación de riqueza, para
conseguir un alto desarrollo humano integral, con bajo impacto ambiental. Por lo
tanto, “la sostenibilidad ecológica o el mejor uso de los recursos no es
equivalente a preservación absoluta o falta de acción”.[31]
El objetivo que podría
proponerse la Argentina para los próximos 30 años en materia ambiental, sería
el de proporcionar un nivel de vida digno para el desarrollo integral de unos
55 millones de habitantes, preservando razonablemente sus recursos naturales y
una rica biodiversidad. Lo que se pretende no es sencillo, y requiere cambios
profundos en dos ámbitos: el de los valores y
estilos de vida, y el de la economía.[32]
En cuanto a los valores y
estilos de vida, se pueden resumir las siguientes conclusiones:
·
el cambio de los patrones de producción y consumo se basa en el
desarrollo de la responsabilidad social de las empresas y de los consumidores.
“Comprar es siempre un acto moral, no sólo económico”[33]
· es necesario consumir
productos verdes, ecoeficientes, aquellos que tengan un ciclo de vida más
largo. Además, es preciso un cambio cuantitativo, y que en las sociedades
opulentas las personas consuman menos, eviten lo superfluo, adquieran un
talante más austero. El estilo de vida consumista debería reconocerse como
empobrecedor de las personas, de las sociedades y de la Tierra. Revalorizar los
valores propiamente humanos.
· el mundo globalizado está
reclamando la solidaridad con los más débiles, para disminuir las brechas
injustas que hay hoy entre ricos y pobres. Es la solidaridad con la generación
presente, que podría preparar los ánimos para la solidaridad intergeneracional,
cuidando los recursos del planeta para los que vendrán después.
Con
respecto a los cambios necesarios en la economía , se mencionan los siguientes:
· incentivos a los procesos
productivos ecoeficientes y a proyectos no contaminantes.
· impulso a las fuentes de
energía alternativas y sustituir el uso de los recursos no renovables como
insumos.
· implementar impuestos verdes
y bonos verdes.
· desarrollo de una visión de
largo plazo, tanto de las empresas como de los Estados.
· toma de decisiones en base a
los costos reales, incluyendo las externalidades.
· coordinación internacional
de regulaciones a través de organismos multilaterales.
Como
conclusión final, se señala que estos cambios culturales a escala nacional y
global, deberían apoyarse en nuevos enfoques para la educación que se imparte
en la familia y en la escuela, de modo que los ciudadanos estén informados y
puedan participar activamente en la búsqueda de soluciones para su entorno, y
en su implementación. Al mismo tiempo sería oportuno que las universidades
tomaran nota de que estas realidades harán
poner en crisis el modo habitual de
presentar muchas enseñanzas referidas a la economía , la empresa, la producción de bienes y
servicios y la comercialización.
Buenos
Aires, agosto de 2011
[1] cfr. Arregui J.V. y J. Choza,
Filosofía del Hombre, Rialp,
Madrid, 4ª edición, 1995, página 76
[2] Para los conceptos de
Biosfera y Ecosistema cfr. la voz "Ecología." Microsoft® Encarta®
2007 [DVD]. Microsoft Corporation, 2006.
[3] Naciones Unidas, Convenio
sobre la diversidad biológica, art. 2, 1992.
[4] Guía de Buenas Prácticas
para la minería
y la biodiversidad, Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), Londres,
Reino Unido, 2006.
[5] M. Scherer-Lorenzen, Biodiversity and
ecosystem functioning: basic principles.
www.eolss.org, visitado 28-VII-2011.
[6] Cfr.
http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/
[7] Ballesteros, Jesús, citado
por Mariano Fazio , Historia de
las ideas contemporáneas, 2ª edición Rialp, Madrid, 2007, pp. 349-352.
[8] The
Ages of Gaia, W.W. Norton , New York , 1988 http://www.ecolo.org/lovelock/lovebiosp.htm
Visitado el 30-VII-2011.
[9] cfr. Bashkar Nath, Environmental Education and
Awareness, Encyclopedia of Life Support Systems, www.eolss.org
visitado 28-VII-2011.
[10] Ecosostenible / enero
2006.
[11] Cfr. Alban d’Entremont, Familia y desarrollo sostenible,
página 444, en Lexicon, Consejo Pontificio para la Familia, Ediciones Palabra, Madrid 2004.
[12] “La mejor actitud ante la
Naturaleza consiste en reconocerla y respetarla. Esta actitud la designaremos
como benevolencia. Es la actitud ética hacia lo real (...) supone reconocer lo
que las cosas y las personas son, y ayudar a que lo sean”. Ricardo Yepes Stork
y Javier Aranguren, Fundamentos de Antropología, EUNSA, Pamplona 2001, páginas 92 y 95.
[13] Cfr. Alban d’Entremont, op. cit.
[14] Discurso a los miembros
de la Curia romana, 22-XII-08.
[15] Collins, Francis S., The Language of God. A
Scientist Presents Evidence for Belief, Free Press, Nueva York, 2006; citado
por Benedicto XVI, Jesús de Nazareth, Segunda parte, Ediciones Encuentro,
Madrid, 2011, p. 227.
[16] Cfr.
Tatjana Good and Jon Paul Rodriguez,
Ecology, Biological Conservation and Policy, Encyclopedia of Life
Support Systems, www.eolss.org , 28-VII-2011.
[17] Discurso a los miembros
de la Curia romana, 22-XII-08.
[18] En esta sección los
autores han utilizado varios datos de la siguiente investigación: Avelín, M.
Lucila, M. Fernanda
Figueroa , J.
Hernández, S. Martín, y C. Pujadas, “Aproximación multidisciplinaria al
concepto de Consumo Sostenible y descripción de su relevancia para el
Desarrollo Sostenible”, proyecto de investigación, 2010, Universidad Católica
de Cuyo.
[19] “Ministerio de Salud y
Ambiente de la República Argentina y PNUMA (2006). “Análisis de las políticas e
iniciativas relacionadas con el Consumo Sustentable”, en
http://www.medioambiente.gov.ar/archivos/web/UPLCS/File/Documento_Base_CS.pdf,
visitado el 03/05/2009
[20]Década por una Educación para la Sostenibilidad
“Consumo Responsable” en www.oei.es/decada/accion08.htm,
consultada el 03/05/2009.
[21] Declaración
de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo 1992,
Principio 8, consultada en http://portal.uned.es/pls/portal/docs/PAGE/UNED_MAIN/LAUNIVERSIDAD/DEPARTAMENTOS/0614/ASIGNAT/MEDIOAMBIENTE/TEMA%201/%20%20%20%20%20DECLARACI%C3%93N%20DE%20R%C3%8DO%201992.PDF
el 04/05/2009.
[22] Programa 21: Plan de acción para el desarrollo sostenible
aprobado en la Cumbre de La Tierra, celebrada en Río de Janeiro en (1992), en http://www.un.org/esa/dsd/agenda21_spanish/?utm_source=OldRedirect&utm_medium=redirect&utm_content=dsd&utm_campaign=OldRedirect,
consultada el 04/05/2009.
[23] Op. cit. “Ministerio de Salud y Ambiente de la República
Argentina y PNUMA (2006).
[24] BAUMAN, Zygmunt (2002),
“La Sociedad Sitiada”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
[25] Op. Cit. UNESCO, UNEP
(2002) “Manual de educación para un consumo sostenible Youth x Change (Jóvenes
por el cambio)”. Pág. 10-20.
[26]
Op. Cit. (2009) “Huella Mundial ¿Cabemos en el planeta?”, en http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page,
consultada el 10/08/09 15:00 hs.
[27]Cfr.
(2009) “Huella Mundial ¿Cabemos en el planeta?”, en http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page,
consultada el 10/08/09 15:00 hs.
[28] LLAMAS, M.Ramón (edit.),
Implicaciones éticas en algunos debates científicos, Instituto de España,
Madrid, 2010.
[29] World Business Council for Sustainable
Development (2010), “Vision 2050: the new agenda for business”, Pág 2-3, en http://www.wbcsd.org/web/vision2050.htm, consultada el 04/03/2010.
[30] Report of the UNESCO Working Group on the
Ethics of Freshwater Use, p. 64, 2.000.
[31] Report of the UNESCO Working Group on the
Ethics of Freshwater Use, p. 60, 2.000.
[32] cfr. Avelín, M. Lucila,
M. Fernanda Figueroa , J. Hernández, S. Martín, y C. Pujadas,
“Aproximación multidisciplinaria al concepto de Consumo Sostenible y
descripción de su relevancia para el Desarrollo Sostenible”, proyecto de
investigación, 2010, Universidad Católica de Cuyo.
[33] Benedicto XVI, Encíclica Caritas in Veritate,
n. 66.
No hay comentarios:
Publicar un comentario