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domingo, 31 de marzo de 2013

Francisco y la vida sencilla: ¿algo para hacer en las escuelas?


El Papa Francisco está causando un sacudón moral inesperado en un mundo que parecía alejarse
de la espiritualidad cristiana y sumergirse cada vez más en el consumismo materialista.

No sabemos si será sólo un impacto emotivo y fugaz o una auténtica revolución mundial en el modo de vida. Me atrevo a esperar que sea esto último, y que la apelación del Papa Francisco a una vida más sencilla produzca al menos tres efectos profundos:

1) Cuando se deja de poner el foco en lo material, se puede desarrollar con más vitalidad el espíritu, la religión, la cultura, los bienes invisibles que caracterizan a las Humanidades. Se dispone entonces de más energías para emprender una vida virtuosa, una vida lograda, que lleva al don de sí, a salir de uno mismo para servir a los demás, a quienes se ve como hermanos, miembros todos de la misma familia humana.

2) Si se generaliza el estilo de vida más sencillo y más espiritual, se gastará menos en lo que es superfluo, lujoso e innecesario y habrá más bienes disponibles para los que lo necesitan, para aliviar la pobreza, que es el flagelo de una buena parte de la humanidad.

3) El estilo de vida sencilla es motivador para cuidar los recursos no renovables del planeta y para evitar el creciente deterioro del medio ambiente. Tiende a cambiar los actuales patrones insostenibles de producción y de consumo.

En síntesis, la sobriedad de vida que impulsa el Papa no es ideológica sino esencial, y tiene como principal objetivo el verdadero desarrollo de las personas, para vivir una auténtica fraternidad que supere las inequidades y la pobreza y  contribuya al cuidado del planeta.

Volviendo a la pregunta del título: ¿algo de esto se relaciona con las escuelas?
En mi opinión, estos valores están en la base de lo que debería ser un colegio socialmente responsable. Por lo tanto, no se trata solamente de incorporarlos en alguna de las asignaturas y objetivos docentes, sino que deberían informar la gestión escolar, y por lo tanto, toda actividad y relación con los públicos internos y externos.

Se me ocurre entonces que la adhesión que suscita la predicación, los gestos y el ejemplo de vida del Papa Francisco, se puede aprovechar en la escuela para impulsar un estilo de vida sobrio, espiritual y solidario. Los modos de llevarlo a la práctica en cada institución serán distintos, según sus circunstancias y cultura, pero pueden aplicarse a:

-modo de tratar a todos los que trabajan en la escuela: los empleados de limpieza, mantenimiento, seguridad, maestros, etc.
-ser un buen vecino corporativo, y aportar al bien común local
-valores que se promueven en la docencia
-lecturas apropiadas
-estilo de las fiestas, deporte, diversión, vacaciones
-festejos de graduación
-viajes de estudio de los alumnos
-uso apropiado y moderado de las cuatro pantallas: celular, televisión, internet y videojuegos
-relaciones solidarias con las instituciones del barrio y con otras escuelas
-ecoeficiencia en la gestión del agua, electricidad, efluentes  y basura
-facilitar la conciliación trabajo-familia de directivos, maestros, empleados, proveedores, etc.
-proyectos de aprendizaje-servicio

Francisco y la vida sencilla: hay mucho para hacer en la escuela!!!!!!

1 comentario:

  1. Agradezco al lector M.Rojo, que sugiere otro campo para promover la austeridad en la escuela: el cuidar la ropa, libros y útiles, para que duren y los puedan usar otros; y tratar bien los edificios, las paredes, los muebles, los jardines. Esto último es un buen tema para promover el cuidado de lo público, lo que es de todos.

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