Nueva versión de la Carta Magna de las Universidades (MCU)
El 17 de junio de 2021 se lanzó la versión 2020 de la Carta
Magna de las Universidades (MCU). Se trata de un documento con título en latín, que fue
firmado originalmente por 388 rectores en 1988, al cumplirse el 900 aniversario
de la Universidad de Bologna. De Argentina, hasta la fecha lo firmaron 8 universidades privadas y 6 estatales.
Contiene principios de libertad académica y autonomía
institucional, que siempre han sido muy apreciados como inherentes a la
universidad, y se reafirman en la nueva MCU.
En aquel año se quiso mostrar que Europa existía más allá de
sus divisiones –todavía estaban en pie el triste Muro de Berlín y el Telón de
Acero- y que perduraba desde hacía casi mil años, en particular a través de sus
universidades, las instituciones que moldearon sus valores y objetivos de largo
término.
El acto de 1988 en
Bologna
Me parece valioso transcribir la descripción del acto del
18-IX-1988 en Bologna, que recoge el Observatorio de la Carta Magna de las
Universidades (link).
Unos 500 líderes universitarios
habían sido invitados a unirse, con toga y colores, a la función académica
organizada en la Piazza Maggiore de
la ciudad vieja, a unos cientos de metros del Archiginnasio, la antigua sede de la Universidad. El poder de la
inteligencia, es decir, la capacidad de vincular elementos del conocimiento de
manera innovadora para el desarrollo social y científico, estaba recordando a
sus socios en la sociedad - el gobierno, la iglesia, los ciudadanos,
representantes del comercio y la industria -, todos ellos presentes en la plaza
como observadores comprometidos, que sus medios y fines están en el centro de
la mente y el comportamiento europeos, porque representan una forma de vida y
de pensamiento compartidos. Los participantes procedían de toda Europa, Oriente
y Occidente, así como de lugares distantes del planeta donde el concepto de universidad
había migrado a lo largo de los siglos, de América a Asia, de África a
Australia. La solemnidad del ritual, el esplendor del lugar, la belleza de la
música y de los textos compuestos por miembros de la Universidad de Bolonia -
desde Dante hasta Umberto Eco - dieron un renovado y eufórico sentido de
identidad a la comunidad de educación superior en Europa, y más allá, en la
medida en que se refiera a principios y normas de trabajo similares.
En la nueva versión de la Carta se pone el acento en dos
aspectos que cobran actualidad ante los cambios sociales: por un lado, que la esencia de la institución universitaria
es idéntica para todo el mundo; al mismo tiempo, se hacen más amplias y
urgentes las responsabilidades de la
universidad ante las necesidades locales. Es una afirmación escueta, que
evita entrar en ningún detalle de esas responsabilidades sociales: “Las
universidades reconocen que tienen la responsabilidad de comprometerse y
responder a las aspiraciones y retos del mundo y a las de las comunidades
locales que sirven, para el beneficio de la humanidad y contribuir a la
sostenibilidad.” (link a la Carta Magna).
Acerca de dogmas y
libertad académica
A propósito de la libertad académica dice la Carta : “A medida que crean y divulgan conocimiento, las universidades cuestionan dogmas y doctrinas establecidas y promueven el pensamiento crítico en todos los estudiantes y académicos.”
Con respecto a dogmas y doctrinas establecidas, me
parece pertinente hacer notar que las creencias religiosas habitualmente se
concretan en unas pocas definiciones de lo que los creyentes creen, y que
sirven para no confundirlas con lo que cada uno opine. Creencias o dogmas que
la universidad tiene que respetar porque corresponden al ejercicio de la
libertad religiosa. Otra cosa muy distinta es tratar de imponer un pensamiento
único en cuestiones políticas, culturales o económicas. Para que quede claro
pongo un ejemplo de lo que sucede a profesores de las universidades chinas:
““Muchos de estos profesores de la parte continental serán miembros del Partido
Comunista Chino cuyo juramento de membresía incluye, entre otros, "llevar
a cabo las decisiones del Partido, estrictamente observar la disciplina del
Partido, guardar los secretos del Partido y ser leal al Partido ". La
lealtad al partido triunfa sobre todo, incluida la libertad académica "(link)
Se trata en este caso, como si fueran definiciones
religiosas, de “dogmas comunistas”, dictaminados por el Partido, que no se
pueden discutir en las universidades chinas. Mientras no cambie este
totalitarismo, no podrían firmar la Carta Magna de las Universidades.